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Una muerte desestabilizadora para Oriente Próximo

La desaparición de Gemayel plantea una difícil sucesión a la presidencia de Líbano

Un Líbano conmocionado y estupefacto vivía ayer la primera jornada de luto nacional decretado por la muerte del presidente electo, Bechir Gemayel. La ceremonia fúnebre, celebrada en la iglesia de su pueblo natal, con un profundo avance de las tropas israelíes en el sector occidental de Beirut. La desaparición del hombre que el próximo día 23 iba a acceder a la jefatura del Estado libanés abre un difícil período para encontrar un sucesor a la presidencia.

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El funeral fue celebrado por el patriarca de la comunidad maronita de Antioquía y de todo Oriente, Antonios Butros Joriche, asistido por varios obispos, a primera hora de la tarde, en la iglesia de Bikfaya, pueblo natal de Gemayel, situado en la montaña al este de Beirut. En las primeras filas de los asistentes se encontraban el presidente en funciones, Elías Sarkis; el presidente de la Asamblea Nacional, Kamel el Asaad, y el presidente del Gobierno, Chafic Wazan, así como los familiares más allegados. También se encontraban entre la concurrencia varios ex primeros ministros y ex presidentes del Parlamento, así como numerosos miembros del cuerpo diplomático.Ahora el país, que vive siete días de luto nacional, se enfrenta a la elección de un nuevo candidato a la jefatura del Estado, lo que no parece demasiado fácil en las presentes circunstancias. La oposición, de mayoría islámica, únicamente había conseguido antes de la elección del 23 de agosto, manifestar su rechazo a Gemayel sin proponer otro candidato. La elección de un nuevo candidato, para el que se barajan los nombres de Amín Gemayel, hermano del asesinado, y Camille Chamoun, puede también depender de los resultados de la investigación sobre la paternidad del atentado, pues será imposible que vuelva a repetirse el acuerdo que hizo posible el nombramiento de Bechir si se descubre que alguna de las fuerzas que lo apoyó ha estado relacionada con el atentado. En la noche misma del atentado, y al barajarlas primeras hipótesis sobre su autoría, se recordaban las diferencias existentes entre Gemayel y Chamoun, cuyo partido fue obligado sangrientamente por Bechir a integrarse en las milicias falangista.

Avances Israelíes

A la inquietud de la población por la incertidumbre política se añade la ansiedad provocada por los movimientos militares israelíes en los dos sectores de la capital libanesa. En Beirut oeste, el sector fundamentalmente musulmán, los blindados penetraron sobre dos ejes a partir del sur, y a media tarde ya ocupaban el puerto y habían avanzado sobre el interior del sector al menos un kilómetro.

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Los blindados israelíes avanzan en dos ejes y tienen cercados los campos palestinos del sector occidental de la capital. El barrio de Fakani, donde se encuentra la universidad árabe de Beirut y donde estaban situadas las oficinas de la Organización para la Liberación de Palestina, también fue ocupado parcialmente por las tropas hebreas. Los periodistas pudieron constatar asimismo que dos secciones de la infantería israelí habían realizado una progresión en el sector del Museo, en la línea de demarcación que separa los sectores este y oeste de Beirut. En casi todos los movimientos, los soldados de Tel Aviv, tuvieron que enfrentarse con la oposición de las milicias progresistas libanesas, que emplearon armamento semipesado y ligero.

Chafic Wazan, primer ministro, rechazó las explicaciones de Tel Aviv, según las cuales el avance de las tropas estaba destinado "a impedir acciones graves y a mantener la calma".

En este contexto hay que contemplar la entrevista que ayer mantuvieron en Jerusalén el primer ministro israelí Menájem Beguin y el enviado especial norteamericano Morris Drapper, quien previamente se había entrevistado con el ministro de Asuntos Exteriores, Yitzhak Shamir.

No hubo ningún comunicado ofical sobre lo tratado con Beguin, pero en Israel corrían rumores de que la postura de Beguin se había endurecido tras el asesinato de Bechir Gemayel.

Un alto funcionario israelí manifestó, concretamente, que "el Gobierno está decidido a conseguir la retirada de las fuerzas siriopalestinas de Líbano y la restauración de un Estado libanés fuerte y soberano, capaz de firmar un tratado de paz con Israel".

En las filas de la oposición las cosas se ven de un modo diferente, y el líder laborista, Shimon Peres, recomendó ayer al Gobierno reti rar el Ejército de la capital libanesa. "Tal propuesta es extraña, por que está claro que será un desastre retirar ahora a nuestros soldados de Beirut", contestó el diputado de la coalición gubernamental y pre sidente del comité parlamentario para asuntos de defensa y del exterior, Aliahu Elisar.

Los analistas consideran que la presente situación es la ideal para lograr una tripartición de Líbano, que quedaría en manos o controlado por Israel en el sur; de Siria en el este, es decir, el valle de la Bekaa, y en el norte, y de los cristianos maronitas en el centro.

Los sirios no han reaccionado oficialmente ante el asesinato de Gemayel, pero el periódico Al Baas, órgano del partido en el poder, afirmaba que el presidente electo murió "porque era inaceptable para el pueblo libanés". Para este periódico, el atentado contra la sede del partido falangista libanés es "una de las respuestas populares a la traición de Gemayel", quien, recuerda el rotativo, había manifestado su "disposición a firmar un tratado de paz con Israel, aunque esto llevara a la anulación de la independenclia y de la unidad de Líbano".

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