Falleció el pintor cubano Wifredo Lam, figura del surrealismo histórico
El artista incorporó a su obra las raíces de las culturas centroamericanas
El pintor surrealista cubano Wifredo Lam, amigo de Pablo Picasso y André Breton, falleció anteayer en París, a los ochenta años, víctima de una larga y penosa enfermedad que le mantuvo sentado los últimos tiempos en una silla de ruedas. Considerado como uno de los más importantes pintores latinoamericanos del siglo, Wifredo Lam estuvo muy relacionado con España, en cuya capital vivió durante los primeros años de su carrera pictórica, participando en las tertulias de los intelectuales y artistas de la República y en la misma Guerra Civil desde las Brigadas Internacionales. Después de un fugaz paso por Madrid en 1980, camino de Cuba donde habría de recibir tratamiento médico, Lam proyectaba un próximo viaje a España, a la inauguración de una gran exposición antológica de su obra.
El pasado sábado, 11 de septiembre, fallecía en París, víctima de una enfermedad que le mantenía desde hace unos años en una silla de ruedas, el pintor cubano Wifredo Lam, una de las figuras cumbres del surrealismo histórico. Nacido en Sagua la Grande (Cuba) en 1902, Lam era hijo de un comerciante cantonés y reunía en sí mismo las cuatro razas fundamentales: china, por su padre, y africana, europea e india, por su madre. Tras unos estudios iniciales en la Academia de San Alejandro, de La Habana, se trasladó a Madrid, en 1923, para seguir, en el estudio de Alvarez de Sotomayor, con una formación tradicional, de la que más tarde deberá liberarse. Pero será también Madrid el lugar donde Lam accederá inicialmente a dos formas de compromiso que definirán toda su trayectoria posterior.El primero lo vincula pictóricamente a la modernidad y el segundo lo llevará a tomar un partido inequívoco por el bando republicano, al verse sorprendido por nuestra guerra civil. Ambos compromisos toman una primera forma con su incorporación a la Alianza de Intelectuales Antifascistas ("Mi carné tenía el número cuatro", nos dijo recientemente) y, posteriormente, alcanzarán su versión definitiva con su vinculación al grupo surrealista.
La caída de Barcelona le obliga a huir a París, adonde llega con una carta de recomendación del escultor Manolo Hugué para Picasso. Picasso, que ejercerá una importancia decisiva en la pintura de Lam de este período le ayuda a introducirse en el mundo artístico parisiense, y Dora Maar, por su consejo, le presentará a André Breton, quien le dará de inmediato carta de ciudadanía en el surrealismo. Durante la invasión de Francia por los alemanes, y tras una rocambolesca huida desde París, Lam tomará parte en un viaje legendario que lo llevará (en compañía de Breton, Masson y el antrópologo Levy Strauss) desde Marsella hasta el Caribe.
Culturas primitivas
Ése éxodo obligado por la guerra, que lo devuelve a su tierra natal, tendrá como resultado un giro fundamental en su lenguaje pictórico que formará su contribución principal al surrealismo. El redescubrimiento del paisaje tropical, al que Lam sabrá dar una resolución incomparable en el lienzo, daba una respuesta a la preocupación expresada unos años antes por Breton (tras sus conversaciones con Diego Rivera y Trotski), de dar cabida en el surrealismo a la influencia de las culturas primitivas centroamericanas.Nadie como Lam, que lo llevaba en su sangre múltiple, era capaz dudar con las claves del misterio de esa cultura totémica y de una naturaleza poderosa y onírica.
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