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Represión en Polonia

3 muertos y más de 4.000 detenidos, balance inicial de la represión polaca

ENVIADO ESPECIALPor segunda vez desde la declaración del estado de guerra ha habido muertos en Polonia en enfrentamientos con la policía. Al día siguiente de las manifestaciones convocadas por Solidaridad, en contra de las declaraciones triunfalistas de los portavoces del Gobierno efectuadas en la noche del martes, se conoció la muerte de tres personas, dos en la ciudad de Lublin y una en Gdansk.

Las detenciones superan el número de 4.000, y el Consejo Militar de Salvación Nacional (WRON) exigió ayer el procesamiento inmediato de los miembros del KOR (Comité de Autodefensa Social), grupo disidente al que acusa de ser responsable de los incidentes. El WRON se reunió ayer en Varsovia bajo la presidencia del general Jaruzelski, y advirtió que "lo ocurrido entorpece el proceso de normalización y echa por tierra las esperanzas de que se levante el estado de sitio antes de fin de año".

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Las manifestaciones del martes, con motivo del segundo aniversario de la firma de los acuerdos de Gdansk, no alcanzaron el volumen que esperaban los dirigentes de Solidaridad en la clandestinidad, pero con dos muertos a tiros en Silesia y uno en Gdansk -al ser alcanzado por la espalda con un bote de humo- se han creado nuevos mártires y se dificultan las posibilidades de alcanzar un entendimiento nacional.

El portavoz del Gobierno, Jerzy Urban, y el del Ministerio del Interior, comandante Krzyzsnof Protakiewicz, no dijeron a las 9.30 horas del martes ni una palabra a los periodistas sobre las muertes y los graves enfrentamientos ocurridos en la ciudad silesiana. O los portavoces trataron de ocultar la realidad o su nivel de información, seis horas después de lo ocurrido, revela una absoluta incompetencia. Si las fuentes oficiales actúan así, difícilmente puede exigirse, como se ha hecho oficialmente, objetividad en la información sobre Polonia. Pasa a la página 3

La muerte de tres manifestantes ahonda el abismo entre el Gobierno de Jaruzelski y los polacos

Viene de la primera página

A las 9.45 horas, la agencia oficial de noticias polaca (PAP) difundió un comunicado de la oficina del fiscal general de Polonia, en el que se daba cuenta de que durante los disturbios callejeros, provocados el lunes por las estructuras clandestinas de Solidaridad a las 16.00 en la ciudad de Lublin, la policía se vio obligada a hacer uso de las armas. La nota oficial añade que, como consecuencia de estos hechos, dos manifestantes resultaron muertos y once heridos, tres de ellos de gravedad. Por la noche la televisión daba cuenta de un tercer muerto en Gdansk, al que un bote de humo produjo fracturas en el cráneo. Once policías y un miembro de las milicias de voluntarios (ORMO) también resultaron heridos. Las comunicaciones telefónicas interurbanas quedaron ayer cortadas en todo el país.

El fiscal militar de la ciudad de Wroclaw ha abierto una investigación para determinar con detalle las circunstancias en. que fueron empleadas las armas de fuego y encontrar a los culpables de los incidentes de Lublin. La información oficial dice que según las primeras investigaciones realizadas se recurrió a las armas porque algunos manifestantes atacaron a la policía con piedras, ladrillos y cócteles molotov.

La noticia de los muertos da una nueva dimensión a los incidentes del martes. El triunfalismo del Gobierno en boca de sus portavoces y las versiones y comenta,rios publicados en la Prensa oficial han sufrido un fuerte golpe ante el hecho del derramamiento de sangre. Las nuevas víctimas se añaden a la larga lista de mártires y de motivos de protesta popular en Polonia, y abren una brecha todavía más profunda entre el pueblo y las autoridades.

El Gobierno interpreta que el llamamiento de Solidaridad a la manifestación tuvo escaso eco popular. Realmente, el número de participantes fue escaso, pero hubo incidentes en muchos puntos de Polonia, y la no asistencia a las concentraciones no es síntoma de adhesión al régimen, sino de miedo. El ambiente entre los obreros es de temor a perder el puesto de trabajo cuando la vida está terriblemente cara en Polonia. Esta resignación deberá ser analizada por los líderes de Solidaridad, pero las autoridades cometerían un error si la interpretan como un apoyo al régimen. Ayer, en Varsovia, aún se notaba el escozor de los gases lacrimógenos.

Ayer llegaron a Varsovia versiones de testigos directos de los incidentes en Gdarisk, la cuna, hace dos años, del sindicato independiente Solidaridad, el lugar donde se firmaron los acuerdos que pusieron fin a la huelga del Báltico. Las comunicaciones con la ciudad portuaria fueron cortadas durante el martes, según un portavoz del Gobierno, para impedir la acción subversiva y no para plantear problemas a la población. El número de participantes se calcula en unas 10.000 personas, una cifra similar a la de Varsovia. A las 14.00 horas los obreros salieron del trabajo de los astilleros Lenin, centro de la huelga de agosto de 1980, y empezaron a reunirse en torno al monumento de las tres cruces, que recuerda los sucesos de diciembre de 1970.

Un grupo de unas quinientas personas colocó flores ante el monumento y allí mismo un orador se dirigió a los reunidos para, decirles: "Ojalá Polonia sea soberana. Ojalá no tengan que hacer colas. Ojalá que nadie sea herido o tenga que morir hoy en Polonia. Ojalá que no tengamos que decir que la unidad del partido con la clase obrera se consigue por medio de las balas"

Siguieron cantos religiosos y patrióticos y los gritos de "So-li-da-ri-dad", "Abolición del estado de guerra", "Libertad a los presos", "Ejército a los cuarteles", "Zomo (policía antidisturbios) a trabajar", "Las cornejas (mote del consejo militar WRON) no vencerán", "El Papa a Polonia", "Devolvednos a Walesa" y "Viva Reagan".

Los manifestantes gritan a la policía "Gestapo". La policía empieza a lanzar gases lacrimógenos, agua y petardos detonantes. En la ciudad hay enfrentamientos en la ciudad vieja, alrededor de la estación y de la sede del partido, que fue incendiada durante los sucesos de diciembre de 1980. El tráfico queda paralizado y los que salen del trabajo no pueden regresar a casa. Hay policía militar y paracaidistas de boina roja, que no intervienen. A las once de la noche la calle principal que comunica Gdansk con las otras ciudades de la costa está cortada por las barricadas, arden vehículos y el asfalto ha sido en parte levantado. Hacia la medianoche, un camión del Ejército se acerca a la barricada y los manifestantes gritan: "El Ejército con nosotros" y "Dadnos armas". El camión se retira.

En las cercanías de Novotel, donde se albergan los zomos, prenden fuego a un camión-jaula, preparado para el traslado de detenidos. Hubo enfrentamientos en las tres ciudades de la costa báltica. El telediario de la tarde de ayer dio como primera noticia la muerte de Gomulka y luego la nota oficial de los dos muertos de Silesia; por la noche la televisión informó del muerto en Gdansk. Esta es la segunda vez que se producen víctimas mortales en Polonia desde la implantación del estado de guerra. Los primeros murieron en diciembre de 1981 en Silesia, al resistirse a la ley marcial.

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