_
_
_
_
Represión en Polonia

Fallece el ex dirigente polaco Gomulka, responsable de las matanzas de obreros en las huelgas del Báltico de 1970

En la madrugada de ayer, 1 de septiembre, murió en Varsovia, a los 77 años, Wladislaw Gomulka primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista) de 1956 a 1970, y que en su carrera política pasó desde las cárceles estalinistas a responsable de las matanzas de obreros en el Báltico, en 1970.

Más información
Moscú sigue apostando por la 'solución Jaruzelski'
Queman una efigie de Breznev ante la Casa Blanca
Walesa continuará la lucha

Gomulka fue una de las figuras del llamado socialismo real, y su muerte se produjo el mismo día en que Polonia conmemora el 43º aniversario del comienzo de la segunda guerra mundial y cuando los enfrentamientos entre a policía y los manifestantes sacudían al país.El antiguo dirigente del POUP, que ahora preparaba sus memorias, desapareció de la vida política a consecuencia de los sucesos de diciembre de 1970, cuando en las ciudades de la costa del Báltico la policía y el Ejército dispararon sobre los obreros en huelga, que habían empezado a incendiar las casas del partido. El balance de los sucesos fueron varias docenas de muertos, sin que se pueda saber la cifra exacta sobre la que nunca se llegó a un acuerdo. En el monumento inaugurado en diciembre de 1980, a la puerta de los astilleros Lenin, en Gdansk, se dejó un hueco en el lugar reservado para los nombres.

Aquellos sucesos del Báltico acabaron con la carrera política de Gomulka, que desde muy joven se sumó al movimiento obrero polaco, cuando trabajaba en las refinerías de petróleo de la zona de Krosno, en Galitzia, a comienzos de los años veinte. A los diecinueve años, Gomulka fue ya expulsado de la organización juvenil socialista, por "desviacionismo izquierdista".

En 1926 Gomulka abandonó el partido socialista y entró en el comunista. Una condena a siete años de cárcel le libró de ser víctima de la purga del partido, al que Stalin acusé de trotskista durante la ocupación nazi de Polonia. Gomulka organizó de nuevo el partido comunista; en la resistencia se hizo famoso con el nombre de Wieslaw, y llegó a ocupar la secretaría general del partido en la clandestinidad. En el Gobierno provisional formado por los comunistas en Lublin, en la zona liberada por el Ejército Rojo, Gomulka ocupó el puesto de viceprimer ministro. Las posiciones nacionalistas de Gomulka entraron en conflicto con los comunistas de orientación estalinista procedentes de Moscú, el grupo de Boleslaw Bierut, que acusó a Gomulka de "desviacionismo derechista y oportunismo en la cuestión agraria". En la campaña contra Gomulka se le llegó a acusar de haber entregado a los nazis al dirigente comunista polaco Pawel Finder.

En esta lucha interna, Gomulka perdió todos sus puestos y fue encarcelado en julio de 1951. En el deshielo que siguió a la muerte de Stalin, Gomulka salió de la cárcel y pudo trabajar de agente de seguros, hasta que la muerte de Bierut, en 1956, le abrió el camino hacia la rehabilitación.

El 'octubre polaco'

Después de la rebelión obrera de Poznan, en 1956, y dentro del clima antiestalinista del XX congreso del partido comunista soviético, Gomulka se presentó ante el pueblo polaco como la esperanza de una nueva época de reformas y de un comunismo nacional. Fue la época del octubre polaco. Centenares de miles de personas se manifestaron en Varsovia al regreso de su destierro del primado católico, cardenal Stefan Wyszynski. Gomulka dio marcha atrás en la cuestión agraria y devolvió la tierra a los agricultores privados, pero este camino independiente y de comunismo nacional quedó cortado pronto.

Los acontecimientos de Hungría en 1956, que comenzaron como apoyo al octubre polaco, le obligaron a frenar la marcha hacia la liberalización del régimen. El pueblo polaco sufrió una" nueva decepción y muchos quedaron convencidos de que el camino de la liberalización tendría que realizarse al margen del partido.

El año 1968 trajo una importante revuelta estudiantil en el mes de marzo, que el partido liquidó con una ola de persecuciones contra intelectuales y estudiantes. A pesar de estar casado con una judía, Gomulka toleró una violenta campaña contra los judíos, que fue dirigida por el ministro del Interior, un antiguo compañero de lucha de la resistencia antinazi, el general Mieczyslaw Moczar. En las discusiones sobre la primavera de Praga, dentro de los países del Pacto de Varsovia, Gomulka fue uno de los más duros acusadores contra Alexander Dubcek y decidido partidario de la invasión, en la que intervinieron los paracaidistas del Ejército polaco.

Dos años más tarde, los acontecimientos del Báltico acabaron con la carrera de Gomulka. Dentro del POUP, una alianza electoral entre el general Moczar y Edvard Gierek derribó a Gomulka, que fue un dirigente austero y al que no se le puede imputar corrupción.

Sobre su responsabilidad en la matanza de obreros de diciembre de 1970 hay versiones diferentes, pero parece que Gomulka, el antiguo comunista nacionalista, pidió una intervención de las tropas soviéticas. Los dirigentes de la Unión Soviética se negaron, tan sólo dos años después de la invasión de Checoslovaquia, y dejaron que el Gobierno polaco resolviese la situación.

A la caída de Gierek, al descubrirse la magnitud de la corrupción de todo el régimen, se extendió en Polonia una especie de nostalgia de la era Gomulka. Entre la gente se oían frases como "no era tan malo", y el partido rehabilitó en los últimos meses su figura.

Stefan Olszowski pronunció un discurso en el que hablé de la "verdadera renovación" de octubre de 1956. El general Jaruzelski le visitó durante su enfermedad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_