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Pilar Miró presenta en Montreal 'Hablamos esta noche', un retrato del nuevo tecnócrata español

ENVIADO ESPECIAL Antes de su estreno comercial en España, se ha presentado en el VI Certamen Cinematográfico de Montreal la última película de la realizadora Pilar Miró, Hablamos esta noche. La Prensa de habla inglesa ha destacado la honradez e inteligencia de esta obra, que Incluso algunos atienden como representativa de una cierta actualidad española. Los críticos franceses, en cambio, no han sabido traspasar el esquema puramente argumental de la película, aunque por ello no nieguen el buen hacer narrativo de la directora.

Pilar Miró retrata de forma contundente a un personaje que, efectivamente, puede representar al nuevo tecnócrata español, capaz de sacrificar su propia capacidad de comprensión, de felicidad, por un brillante progreso en su trabajo. El enfoque de Miró no se limita a la crisis íntima de ese hombre de cuarenta años, sino que se proyecta a una valoración que nos afecta a todos. Víctor es el director de una central nuclear de próxima inauguración, cuya seguridad queda en entredicho. Nada de lo que haga, por tanto, frente al divorcio con su mujer, a la compañera con la que vive, con su nuevo amor o con el hijo adolescente que no oculta su homosexualidad nos es ajeno. En el entramado de sus conflictos estamos los demás.Puede ser fácil reducir Hablamos esta noche a su sencillez dramática, pero discutible no valorar ésta en su ausencia de trampas, en su rotunda negativa al melodrama. La narración es distanciada, a veces seca, invitando a una reflexión que no rechace la sorpresa para aceptar sólo lo previsible. En algunos tópicos parece caer la directora, pero en el contacto con ellos ha encontrado una forma de comunicación que le permite plantear un agudo apunte de nuestra realidad.

En las manos de personajes como el suyo está quizá nuestro futuro, sin duda, el presente. Quizá por eso no sea extraño que haya querido encontrarse en Hablamos esta noche referencias a problemáticas que Fassbinder o Francesco Rossi hubiesen firmado

No perder el tren

El mismo día en que se proyectaba Hablamos esta noche, el festival ofreció Liquid Sky, única película norteamericana en la competición. Su estética punk, su mecánica reproducción de un sorprendente mundo de colores, trajes y personajes, fascinó al público adulto que no quiere perder el tren. Sin embargo, poco tiene que decir el realizador Slava Tsurkerman cuando limita su juego dramático a la posibilidad de que unos extraterrestres logren poseer el cerebro de los hombres que se dejan seducir por Anne Carlisle, la protagonista del filme. Esos cerebros, en sus máximas posibilidades en el momento del orgasmo, son trasladados a otras galaxias, donde, se supone, sufrirán las investigaciones de científicos de aquellos lares. Liquid Sky, que tributa su inevitable mención, a la heroína y a un mundo cada vez menos marginado, provoca reacciones que más tienen que ver con una moral adicta a la moda que su auténtico valor cinematográfico.Hay, de cualquier forma, muy pocos periodistas en Montreal, como hay también pocas estrellas y escasos profesionales destacados. La representación más numerosa corresponde a España, con motivo del ciclo informativo que el festival debe este año a su cinematografía más reciente, siguiendo así una costumbre ya iniciada en convocatorias anteriores. Parte de esa representación está formada por los nueve enviados del programa de Televisión Producción española, especialmente visibles en las conferencias de Prensa, en las que interrumpen las conversaciones colocando focos y, cables y sorprendentemente ausentes cuando el público de la sesión oficial aplaude la presencia de Pilar Miró o ésta convoca su conferencia de Prensa.

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