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Reportaje:Perú: guerrilla campesina contra Belaúnde / y 2

La democracia peruana amenazada por las acciones de los grupos armados

Perú está comprometido ante las Naciones Unidas a erradicar completamente los cultivos de coca, de cuya hoja es el primer productor con treinta millones de kilos anuales. La destrucción total de las plantaciones es imposible, pues dos tercios van destinados al consumo del campesino pobre, que masca hoja de coca para sustituir la comida. El tercio restante es desviado por los traficantes para la elaboración de pasta básica y cocaína, la mayor industria (clandestina) del país, con una facturación de 3.000 millones de dólares (más de 330,000 millones de pesetas) durante 1981.Los narcos peruanos compran y sobornan a jueces, diputados, policías y militares para. desarrollar el negocio. Uno de los padrinos más importantes, Mosca Loca, ofreció al Gobierno, a cambio de un indulto, la posibilidad de que su banda saldara la deuda externa de la nación si las autoridades la dejaban actuar libremente durante dos años.

Narcoterrorismo

La osadía de Mosca Loca es de por sí indicativa de lo que podrían ganar los narcotraficantes peruanos si no tuvieran que pagar sobornos, comprar fugas y si dispusieran de toda la superficie cultivable del país para cosechar una plantita mágica que rinde a tonelada por hectárea. Es decir, si dispusieran de un Gobierno militar metido de lleno en el narcotráfico, como en Bolivia. El Gobierno de Belaúnde ve en la guerrilla la mano negra del tráfico de cocaína para desestabilizar la democracia. Y el mismo presidente ha inventado un término para designar esta conexión: narcoterrorismo.

Las supuestas vinculaciones de Sendero Luminoso con antiguos militares adictos al ya fallecido general Velasco Alvarado se basan en la creencia de que un sector del Ejército, minoritario, estaría dispuesto a tomar el poder para continuar la labor iniciada en 1968 e interrumpida por Morales Bermúdez en 1974: nacionalización de la industria, expropiación a las multinacionales y reforma agraria. Para el Gobierno es muy difícil probar esta posible connivencia, pese a que la Prensa sensacionalista alardeara la detención como miembro de Sendero Luminoso de un sobrino del general retirado Pedro Richter Prada, ministro del Interior con Velasco y uno de sus máximos colaboradores.

En todo caso, Sendero Luminoso ha desmentido estas acusaciones con el estallido de dos artefactos en la misma terraza del Palacio del Gobierno y residencia de Belaúnde, en Lima, y con la remisión al rotativo izquierdista El Diario de su primer comunicado a la Prensa en los últimos dos años. En la nota Sendero Luminoso se proponía reivindicar en adelante. todos sus actos, "a fin de evitar que las bandas narcofascistas saquen provecho de nuestro silencio y que las fuerzas paramilitares malplagien nuestros métodos e infiltren nuestras filas".

Dos jefas guerrilleras

El peruano medio no entiende nada. Mientras, el frente activista de Sendero Luminoso se ha extendido en los últimos meses al departamento de Ancash -entre las cordilleras andinas-, al de Cuzco, y en Lima han proliferado los dinamitazos en el Palacio de Justicía, diario La Prensa (belaúndista) y oficinas de la empresa nacional Petroperú, cada día más controlada por capital americano.

Sin embargo, el foco guerrillero más importante continúa siendo el de la región de Ayacucho. Dos mujeres de veintidós años son las cabecillas: Edith Lagos, estudiante en la Universidad de Huamanga, es la máxima responsable del grupo en la zona; fue detenida el año pasado, pero logró evadirse cuando el 3 de marzo un comando de 150 guerrilleros asaltó el penal; Carlota Tello, la camarada Carla, de origen campesino, está al frente de una columna revolucionaria que, actúa entre las provincias de Ayacucho y Huancavélica. Carlota fue detenida junto con su compañero, Jesús Luján, también hace un año, cuando ambos arengaban a los campesinos de San José de Secllas. Los dos lograron escapar de las manos de la policía. Carlota planeó y dirigió el asalto a la prisión de Ayacucho, en el que perderían la vida su amante y tres guerrilleros más.

Tras la fuga masiva de reclusos, la policía realizó más de doscientas detenciones en Ayacucho. Una de ellas, la del catedrático español Luis García Medina, junto, con la enfermera Alicia Edinapos Gallegos, de quien la policía sabe que en 1977 estuvo en Cuba y en enero de este año, en Nicaragua. El dispositivo policial creado para localizar a los fugados y a los que les sirven de apoyo en la sierra está integrado por Guardia Civil, Guardia Republicana, Policía de Investigaciones y Unidad de Servicios Especiales, cuatro cuerpos que han olvidado sus rencillas pasadas para enfrentarse al enemigo terrorista. Utilizan armamento ligero contrainsurgente, pero también artillería pesada y. helicópteros. Al mando de todo el operativo está el general de la Guardia Civil Walter Andrade Romero, especia lista en lucha antiguerrillera, en trenado en Fort Wolly (Estados Unidos). Otros jefes, como el comandante Carlos Reyes, se han formado en bases de Panamá y otros países centroamericanos. La operación antiguerrillera no ha dado los frutos que el Gobierno esperaba. El grueso de! núcleo rebelde continúa sin ser localizado, mientras pequeños comandos de senderistas, que permanecen en sus ocupaciones, asaltan esporádicamente un puesto policial o destruyen un poste eléctrico. "Salen a disparar, se repliegan rápidameñte, entierran su arma y vuelven a sus casas. Así no hay manera de cazarlos", se quejaba un alto jefe de la policía. La accidentada orograria y la colaboración de los campesinos protegen a los guerrilleros, Pero algún, comando ha entrado ya en laespíral angustiosa de la supervivencia. En Chumbes y La Concepción, los encapuchados saquearon varias tiendas de comestibles y ejecutaron, con métodos especialmente crueles, a tres personas, a las que acusaron de soplones.

Estado de guerra

La región de Ayacucho vive desde hace cuatro meses lo que el Comando de Fuerzas Policiales ha definido como "estado de guerra de baja intensidad en su fase preoperacional". El toque de queda ha sido ampliado a doce horas, de siete de la tarde a siete de la mañana. La capital está totalitente ocupada por las fuerzas de la policía, que, sin embargo, no pueden evitar que de cuando en cuando un atentado deje a oscuras toda la ciudad, una bandera de Sendero Luminoso- -roja, con la hoz y el martillo en el centro- ondee sobre alguna colina o un muro amanezca pintado con las siglas PCPSL. El único éxito policial se reduce a centenares de estudiantes y campesinos detenidos como sospechosos.

La población está amedrentada por la actuación de las fuerzas de seguridad. Cuando la ciudad queda sin luz por algún atentado, las patrullas disparan sobre cualquier sombra. Varios transeúntes han sido ametrallados por equivocación. Los domicilios son allanados sin permiso judicial, y el hecho de ser estudiante es suficiente para sufrir un duro interrogatorio. La Comisión de Derechos Humanos del Congreso ha iniciado una investigación sobre estas actuaciones de la policía.

Actualmente hay más de

cuatrocientos prisioneros políticos, o luchadores sociales, como ellos se denominan, en todo Perú. El ministro de Justicia, Élías Laroza, al que Sendero Luminoso ya ha amenazado de muerte, ha rehabilitado la tétrica prisión de

El Frontón para encerrar allí a todos los acusados de terrorismo.

El Frontón, más conocido por La isla del Diablo, está situado frente al puerto de Lima, El Callao, sin posibilidad paía que los reclusos reciban visitas. Las presas de la cárcel de Chorrillos se negaron a ser trasladadas, y cuatro de ellas sufrieron heridas de bala. Otro preso, el profesor Donato Méndez, también se negó y fue acribilladopor la policía.

De las condiciones en que viven los habitantes de La isla del Diablo ha tomado nota una delegación de Amnistía Internacional, que visitó recientemente el penal. Entre los hombres hay ancianos de 72 años, como, Nicanor Castillo, campesino, o como Silverio Palomino, de quien su abogado dice que está detenido por haber cobrado una cuenta a un policía en Ayacucho.

Fidela, una india de sesenta años, dice con lágrimas en los ojos, que su hija no ha hecho nada malo: "Lleva dos años encerrada y aún no ha tenido el juicio. Es profesora. Yo no sé si es de Sendero Luminoso, pero, aunque sí fuera, no es justo que se la lleven a La isla. Si se la llevan al Frontón, seguro se muere, porque ya ha cogido bronquitis en la cárcel. Mi hija no es una asesina".

Y me da un panfleto del recién formado Comité de Madres y Esposas de Presos Políticos, que comienza así: "Hoy, el país vive el momento más grande de su historia. El Partido Comunista de Perú ha abierto el glorioso y luminoso camino de la guerra de guerrillas...".

Temor al golpe

Una cosa es segura: la guerrilla lo que sí ha abierto es una etapa muy delicada para la frágil democracia peruana. Los partidos de izquierda están divididos entre la eclosión senderista. Para unos, entre ellos el PCP (moscovita), que encabeza la coalición electoral y parlamentaria Izquierda Unida, las condiciones para la extensión de la lucha armada no existen todavía en Perú; otros, sin embargo, sienten mala conciencia ante el paso cualitativo que ha iniciado Sendero y que ellos no han sido capaces de seguir.

Todos coinciden en que si la guerrilla se extiende, las Fuerzas Armadas podrían asumir el control del país en defensa del orden constitucional y después no bajarse del carro. Belaúnde es quien mejor conoce este riesgo: en 1965, él llamó al ejército para que combatiera a la guerrilla del MIR y el.precio que tuvo que pagar fue un golpe de Estado a los dos años.

De momento, en su segundo mandato, el presidente peruano ha desestimado la intervención de los militares en la lucha contra Sendero Luminoso. Belaúnde está otra vez entre la espada y la guerrilla. Lo malo es que nadie es capaz de garantizar hoy en Perú que el ejército se mantendrá en sus cuarteles. Cuatro golpes de Estado en los últimos cincuenta años introducen serias dudas sobre su fidelidad constitucional. Generales de triste recuerdo, como Sánchez Cerro, Benavides, Odría o Morales Bermúdez, vuelven a atormentar la mente de los peruanos, que ya temen que la guerra de Sendero la vaya a perder todo el pueblo.

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