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Agustín García Calvo pretende llegar a un análisis lógico de las contradicciones que esconde la plabra amor

El filólogo habla sobre las relaciones de enamoramiento entre los dos sexos

El curso Bases filosóficas, antropológicas y psicológicas del amor, dirigido por el catedrático de Psicología Florencio Jiménez Buralo, fue clausurado el pasado fin de semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, por el catedrático de la Universidad Complutense Agustín García Calvo. La actividad cántabra del filósofo, poeta y filólogo se extendió al teatro: asistió a la representación de El mito de Edipo, su versión de la obra de Sófocles que se ha representado en la plaza Porticada (véase recuadro). En su conferencia universitaria, García Calvo quiso revelar las contradicciones que hay dentro de la palabra amor, utilizando para ello el lenguaje que ha hecho peculiar la expresión de su pensamiento.

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García Calvo definió su conferencia, que tituló El amor único y los dos sexos, como "un intento de análisis lógico que descubriera las posibles duplicidades y hasta contradicciones que pudieran encerrarse bajo la palabra amor", aunque "al mismo tiempo", añadió, "alimentando este análisis de la experiencia ajena corregida con la propia y de la propia sometida a la condición del reconocerse idéntica con la ajena".García Calvo partió de la sugerencia de una situación "caracterizada por un síndrome de diversos síntomas que se producen en el sujeto, en la vecindad de una cosa o de una semejante. Síndrome", precisó, "que la sociedad circundante tiende ya a ligar con términos como enamoramiento, pero que el sujeto mismo rechaza, al principio, esta sumisión al medio: 'No sé lo que me pasa', y a este no saber del sujeto trata de ser fiel la investigación. Interviene", continuó el conferenciante, "sobre esta situación indefinida el acto de ideación por el cual el amor encuentra su nombre, se convilerte en idea de sí mismo que podría reemplazar a la cosa y que viene a ser el Amor, del que se puede discutir, como de Dios, si existe o no y que por ser ideal ha de ser único y eterno".

Esquema del alma humana

La explicación de este proceso llevó al conferenciante a dibujar un esquema de alma humana en el que los impulsos "de abajo, de lo no sabido, quedan ideados y controlados por obra de las facultades superiores en la medida en que no resultan reprimidos, y vueltos a la región inferior constituyen lo subconsciente". En opinión de García Calvo, esta conversión del sentimiento en idea se realiza sobre todo "después de muchas, precisiones anteriores diversas" sobre niños y niñas por medio de "la fórmula fija, inviolable de te quiero, que deben analizarse como un caso de performativo, es decir, de aquellas fórmulas que sólo dicen algo en cuanto que hacen lo que dicen".En este sentido, García Calvo precisaría que el te quiero, aun pareciendo que dice algo, "lo que hace es establecer un compromiso de forma que con ella se introduce en el amor". Más adelante señalaría cómo tanto la declaración como el resto de los rasgos de conducta que con el amor se establecen se manifiestan y tratan de manera distinta entre los dos sexos humanos, a partir de lo cual analizó la inoción de los dos sexos como algo no natural sino institucional, "siendo una típica reacción de dominio, caso particular de la relación de dependencia, cuyos dos sentidos contrapuestos son el objeto de otros esquemas: el determinante determina al determinado, pero con ello mismo el determinado rige al determinante. Así, los hombres", continuó diciendo García Calvo, "la clase sexual dominante, ejercen la determinación de las mujeres que sólo con ello adquieren un ser en la sociedad, pero que a su vez, en compensación, ejercen la relación de dependencia en sentido inverso sobre los hombres de las maneras que se saben".

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