Como el asno al ronzal
Pascual Duarte, el extremeño que no se sentía malo pero que estaba atado a la maldad como el asno al ronzal, no fue un convidado de piedra en la cena del lunes sino el protagonista principal de una historia que, cuando se la imaginó Cela hace más de cuarenta años, tuvo como protagonista otro manuscrito.En la historia de Cela, el texto de Pascual Duarte tenía "una errada ortografia", que el autor dedica a otro patricio señor, al que ordena, en testamento ológrafo, que lo entregue a las llamas sin leerlo y sin demora alguna "por disolvente y contrarío a las buenas costumbres". No obstante, "si la Providencia dispone que, sin mediar malas artes de nadie, el citado manuscrito se libra durante dieciocho meses de la pena" que le desea su autor y protagonista, Pascual Duarte ordena al que lo encontrare lo libre de la destrucción, lo tome para su propiedad y "disponga de él según su voluntad, si no está en desacuerdo con la mía".
El tiempo, en ocasiones, le calca las historias a los novelistas porque la novela más traducida de nuestra literatura vuelve a ser noticia por sus orígenes. Por el manuscrito del que Cela quiso ser modesto transcriptor, como sí le quemase la grandeza vil del personaje imaginado. El novelista reclama ahora con ahínco el manuscrito (el de verdad), y la Diputación de Cantabria lo defiende sin sombra de duda. Quienes están al margen del ocasional debate no pueden evitar el recuerdo de aquellas primeras páginas de uno de los textos más depurados, precisos y preciosos de la literatura española.
Babelia
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