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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Joan Fuster, contra la filosofía

El artículo de Joan Fuster Una asignatura falsa, que apareció hace poco en estas páginas, me ha llenado de filosófica admiración. Soy un ferviente defensor de la libertad de expresión, pero pienso que es conveniente, antes de opinar, pensar lo que se dice. La tesis central de Joan Fuster es que la filosofía, como asignatura, no tiene sentido en la actualidad, y este punto de vista lo extiende, con generosidad, a las demás ciencias humanas. Pero su animadversión por la filosofía supera, con mucho, al poco aprecio que parece sentir por las restantes humanidades.Lo importante, para Joan Fuster, es la ciencia-ciencia. La ciencia-ciencia (como el café-café) es el saber sin mixtificaciones, porque -eso sí lo reconoce- aunque las teorías científicas sean revisables, tienen a su favor el criterio de la verificación empírica y, en definitiva, su indiscutible pragmatismo. Hasta aquí, de acuerdo.

Sin embargo, no puedo per-manecer impasible ante las inocentes barbaridades epistemológicas que expone en su artículo. La ciencia-ciencia no es siempre acumulativa. Las teorías científicas -en generalson explicaciones de los fenómenos, que pueden añadirse a otras teorías, pero que, con más frecuencia, las sustituyen. La explicación ptolemaica -geocéntrica- era una teoría válida porque explicaba las apariencias, y la teoría copernicana, que vino a sustituirla, es igualmente válida. Se pueden explicar las órbitas de los astros en virtud de dos fuerzas -inercia y gravedad-, comohizo Newton, o con una sola -inercia-, como hizo Einstein sólo con "curvar" el espacio, etcétera. No es éste el lugar para desarrollar estos puntos, pero en cualquier librito de filosofía de la ciencia se pueden encontrar dignamente tratados.

Ideas traumáticas

La filosofía, por otra parte, no procede por refutación de teorías. Ignoro quién fue el profesor -o profesores- de filosoria que tuvo Joan Fuster pero, evidentemente, le dejaron traumatizado. Yo comprendo que una filosofía escolástica -sea del signo que sea- es siempre traumatizante. Normalmente, los escolarcas, gen-tes poco dadas a pensar, tratan de imponer una filosofía en detrimento de las demás. Eso sucedía con los manuales de filosofía que se usaban hace años en los seminarios, en donde la historia se despachaba en un par de capítulos como "historia de los errores", y eso mismo acontece en los Osnovy de la URSS, que se sacuden la "historia de los sistemas idealistas" -todos los anteriores a Marx- en unas cuantas páginas. Pero no se puede juzgar al todo por la parte.

La filosofía -que, por supuesto, no es una, sino muchas- no es una batalla de todos contra todos; la filosofía es, ante todo, su propia historia. Un esfuerzo -quizá inútil que ha hecho el hombre, y sigue haciendo, por ponerse en claro con su circunstancia. En este sentido, cada filosofía que surge, si es auténtica, tiene en cuenta a las demás, y no precisamente para refutarlas, sino para aprovecharse de lo que en ellas se expone. Y ello, fundamentalmente, porque la filosofía no es una ciencia. (Ni ciencia-ciencia, ni ciencia a secas). Es un intento de saber -y eso, en el fondo, significa en su puridad etimológica la palabra-; por eso la filosofía se estudia, ante todo, en su historia. Mientras que un químico no tiene por qué estudiar historia de la química, ni un matemático tiene que estudiar los correspondientes avatares de su disciplina, si no es por curiosidad, un aprendiz de filósofo tiene que asumir, de un modo u otro, la historia.

Filosofía e ideología

Tampoco me parece válida (verdadera o falsa resultan térmmos muy fuertes) la equiparación de filosofía con ideología. Es posible que, en algunos escolasticismos extremos -como los que antes apuntaba- esta ecuación pueda hacerse. Pero, una vez más, en el razonamiento de Fuster, se toma la parte por el todo. ("Porque una vez maté a un gato, me llaman matagatos".) En toda ideología, en efecto, hay alguna filosofía subyacente. Pero también la hay en casi todas las actitudes y actividades humanas. Escapar al influjo de la filosofía es casi como intentar saltar sobre la propia sombra. (Seguramente, si no fuera por la filosofía, Fuster no Podría decir que la filosofía ha engendrado los distintos modelos de alineación.)

Por eso no se puede decir -se puede, pero no se debeque vivimos más de la técnica espacial que de Platón. En la evolución de la humanidad, Platán (y Aristóteles, y Kant, y Hegel, y Marx) cuentan tanto como los técnicos de la NASA. Ponerme a cantar lás glorias de los "humanistas" y de las humanidades, me parece fuera de lugar. Y pienso que, en su fuero interno, Fuster está de acuerdo conmigo.

Como yo estoy de acuerdo con él en que, muchas "ciencias humanas", se explican y, lo que es peor, se cultivan mal. Los programas de bachillerato siguen recargándose con pedanterías e inutilidades, y la universidad, libresca y abstrusa, contribuye poco a clarificar la situación. De ahí, sin embargo, no puede concluirse que la filosofía sea una asignatura falsa; esto no es más que una falsa -ahora sí- apreciación.

José María Benavente Berreda es catedrático de filosofía de INB.

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