Pesimismo de los 'diez' sobre las relaciones económicas entre Europa y Estados Unidos
Los ministros de Asuntos Exteriores de los diez, reunidos en Bruselas, se mostraban ayer pesimistas sobre el desarrollo de sus relaciones con Estados Unidos. El comisario Etienne Davignon, responsable de la política industrial de la Comunidad Económica Europea (CEE), presentó un informe decepcionante sobre sus últimos contactos en Washington para lograr un acuerdo sobre las exportaciones europeas de acero, y el comisario Willgem Hafferkamp, que acudió también a la capital norteamericana, no ha podido tampoco dar buenas noticias sobre el embargo de patentes y licencias estadounidenses para la construción del gasoducto soviético.Ambos miembros de la comisión mantuvieron conversaciones maratonianas con el ministro norteamericano de Comercio, Malcolm Baldrige, pero no se llegó a ningún acuerdo, aunque las negociaciones no están definitivamente interrumpidas. Los diez han depositado sus esperanzas en las próximas visitas a Estados Unidos del canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Schmidt, y del ministro de finanzas, Otto Lambsdorff. Schmidt mantiene buenas relaciones personales con el nuevo secretario de Estado George Shultz. La ofensiva diplomática europea se iniciará mañana, miércoles, con una visita del ministro italiano de Asuntos Exteriores, Emilio Colombo, primer jefe de la diplomacia europea que se entrevistará oficialmente con Shultz.
Uno de los dos capítulos que envenenan las relaciones entre la CEE y Norteamérica, el gasoducto soviético, fue objeto, al parecer, de una reunión secreta el pasado día 9, en París, entre altos funcionarios franceses, italianos, alemanes y británicos, pero los expertos llegaron a la conclusión de que no será posible recurrir a organismo internacional para que dirima el conflicto. La irritación europea es aún mayor cuando se sabe que el presidente Ronald Reagan va a prorrogar, al menos durante un año, su acuerdo de venta de grano a la URSS.
Pero el enfrentamiento que requiere una solución más inmediata es el de la siderurgia mientras Estados Unidos decide si impone o no, definitivamente, tasas aduaneras a las importaciones de acero procedente de Europa, por estimar que las ayudas a la reestructuración de los diez son ayudas encubiertas a la exportación. Las tasas van desde el 0,5% para el acero de la República Federal Alemana al 40% para el británico.
Los ministros de Asuntos Exteriores han empezado ya a estudiar la posible contraofensiva en el marco del GATT. Claude Cheyson insistió en los efectos de las medidas norteamericanas, por las que los productores de acero de Estados Unidos pueden aplazar el pago de sus impuestos, lo que les permite ahorrar más de 3.000 millones de dólares.
Fuentes oficiosas señalaron que los representantes de la RFA admitieron que se prepara ya el informe correspondiente, aunque Bonn sigue esperando una señal de Washington que permita disminuir las tensiones.
Las conversaciones entre la CEE -la comisión representa en esta ocasión a los diez- y Norteamérica tratan, sobre todo, de la posible autolimitación de las exportaciones europeas para evitar que las demandas de las cinco grandes empresas estadounidenses sigan adelante. Sin embargo, la oferta de Washington no ha variado y es inaceptable para la CEE: reducir los seis millones de toneladas actuales a sólo 4,5 millones y, además, incluir en esta cantidad las exportaciones de tubos de acero, que hasta ahora permanecían al margen.
Si no se llegara a un acuerdo antes del 24 de agosto, fecha prevista para que entren en vigor las nuevas tasas norteamericanas, la batalla se desplazaría al GATT, como organismo que puede decidir, pero los expertos estiman que no podría adoptarse ninguna decisión antes de varios meses.
El comité de códigos para la exportación está integrado, entre otros, por España, Países Escandinavos, la India y Canadá. El director general del, GATT, Arthur Dunkel, lanzó esta misma semana un llamamiento para que se respeten las reglas de comercio internacional y se eviten enfrentamientos de consecuencias imprevisibles.
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