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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Adiós, Ateneo de Madrid, adiós

Una resolución del Ministerio de Cultura, de enero de 1982, daba la posibilidad de restaurar la plena autonomía jurídica que, tras un largo paréntesis político, truncó la vida tradicional que el Ateneo de Madrid siempre tuvo. El modo de hacer bien las cosas parecía que había encontrado la vía libre tan deseada.Desde entonces hasta hoy, el oscurantismo y una serie de sucias maniobras han enturbiado las esperanzas que inicialmente tenían aquellos ateneístas luchadores y alejados de todo protagonismo.

La Constitución española, ya con anterioridad, nos había devuelto los estatutos de 1932, y, sin duda alguna, si hubiéramos quedado sujetos a su mandato, entraríamos en el cauce del trabajo y, en su consecuencia, en el desarrollo de la vida cultural de nuestra casa.

Todo, absolutamente todo, y desde un principio, quedó enturbiado.

A la junta gestora, presidida entonces por el arquitecto Chueca, se le habían dado dieciocho meses para que, en ese tiempo, constituyera una junta de gobierno que fuera capaz de administrar todos los intereses del Ateneo, y la primera falaz decisión que tomó fue iniciar el desarrollo del procedimiento electoral justamente en un tiempo de inactividad académica: el de las pasadas vacaciones de Navidad.

Revolverse contra la manipulación

Muchas personas nos revolvimos contra esa manipulación, pero el arquitecto, esta vez, había calculado muy bien la resistencia de los materiales, y salió vencedor sin convencer a esa inmensa mayoría que se abstuvo de él.

Salió vencedor con una candidatura en la que algunos de sus componentes no llevaban el preceptivo y reglamentario año de antigüedad en el Ateneo. Y salió vencedor y no pudimos hacer nada. Salió vencedor sin convencer, con una abstención que rondaba el 80% del electorado y con la característica de que gran parte de los votos que le fueron a él favorables se recaudaron entre esos socios apresurados que recogían el carné de manos de un bedel justamente en el preciso momento de la votación. Y nosotros no pudimos hacer nada.

Muchos de esos socios no han vuelto, desde entonces, a pisar ni los pasillos, ni las salas, ni la biblioteca del Ateneo.

Salió vencedor con promesas, y todavía no ha sido capaz de presentarse a sus socios en público, en una junta general, cuando el reglamento, el reglamento de 1932, que tanto le atormenta, dice que estas juntas deberán celebrarse en la primera decena de cada mes. Y ya corren los tiempos del mes de julio y, sin embargo, no hemos podido hacer nada.

El arquitecto restaurador y glorioso, en otra hora, de la inacabada catedral de la Almudena salió vencedor un día entre las urnas del Ateneo, y nuevamente, sin rubor alguno, él ha asumido la facultad de elaborar un nuevo reglamento, sin tener en cuenta el procedimiento que actualmente está en vigor.

Y una comisión jurídica que, sin duda, ha de desconocer lo que anteriormente hemos dicho y escrito, y designada por la actual junta de gobierno que él preside, y formada, aquélla, por Justino de Azcárate, Miguel Martínez Cuadrado, Moisés Guillemón y Fernando Garrido Falla, parece ser que ya ha elaborado un anteproyecto de reglamento, actualizando, según se dice, el texto vigente del año 1932.

Con nuestro mayor respeto y consideración ante esos sí ilustres juristas, decimos que la sociedad civil nunca recibirá con agrado un texto que, de antemano, y por lo que hasta aquí se ha expuesto, está impregnado de un vicio de fondo, que no de forma, pensamos.

Nosotros apelamos a la alta cualificación de la comisión jurídica para que medite sobre su asesoramiento.

Nosotros tenemos miedo a la autoridad del señor arquitecto, y no a su poder, porque éste, para la democracia, tiene un significado sagrado.

Por último, no se nos podría olvidar hacer la siguiente reseña, que cae perfectamente medida entre la escuadra y el cartabón del presidente de la junta de gobierno del Ateneo de Madrid, Chueca Goitia, y es que la convocatoria a junta general extraordinaria (la primera que va a convocar él, puesto que no ha permitido que se celebraran otras) tendrá lugar el día 20 de julio del presente año. Esta fecha es altamente significativa para la vacación de la vida académica y judicial. Su estilo no cambia.

Le seguirán votando los mismos.

Quizá volverá a vencer. Y para entonces, a lo peor, nosotros tampoco podremos hacer nada.

Víctor García es sociólogo y socio del Ateneo de Madrid.

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