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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La cultura del Estado

Ya nos quedan pocas cosas que nos puedan sorprender en este país. Sería largo hablar sobre las deficientes condiciones en que se encuentran gran parte de los museos, laboratorios y entidades dependientes del Ministerio de Cultura. Instalaciones, clasificación, etiquetación, documentación, medios y limpieza tenían que ser condiciones básicas para cualquier propósito cultural o científico.En cuanto a museos, pocos pueden cumplir estos requisitos. Entre ellos cabe destacar el Museo Arqueológico Nacional. Instalaciones modernas, limpias, bien iluminadas, con una completa clasificación y documentación, hacen las delicias de los expertos y de los aficionados a la arqueología.

Algo totalmente opuesto lo podemos encontrar en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Una descripción de lo que vimos ocuparía varios folios. Intentaremos resumirlo al máximo.

Las dos primeras salas, minerales y paleontología, parecen ser una exposición de minerales y fósiles monocromos, de tonos grises y colores sucios. La etiquetación, realizada a mano, muy deficiente y en muchos casos inexistente. Piezas de gran tamaño tiradas en el suelo y atravesadas literalmente por filas de hormigas. El polvo y la suciedad parecían cuidarse más que las propias piezas, hasta el punto que un empleado increpó a unos niños que se sentaron en una tarima de madera vacía; a lo mejor le quitaban el centenario polvo que poseía.

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La sala de zoología es otra vergüenza. Ejemplares sucios, escondidos. Los techos de las vitrinas parecen opacos del polvo que tienen. El elefante y la jirafa son casi albinos. La iluminación es deprimente, muy débil y todo a base de escasos tubos fluorescentes. En definitiva, una exposición de suciedad y desorden. Ni siquiera e Mundial-82 ha servido para limpiar, al menos, este olvidado museo. Lo que sacaron del estanque del Retiro es poco.

Está visto que el Estado prefiere gastar el dinero en otras cosas que en un bien cultural del que se podrían beneficiar los niños y niña de hoy. De momento sólo verán una espesa capa de polvo, o quizá su imaginación traspase esa espesa capa de polvo.

Todo lo dicho es auténtico. Por treinta pesetas pueden comprobarlo ustedes un domingo cual quiera. / y Jesús A. Gil Uzano.

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