La Coral Salvé de Laredo interpreta la música de los poetas del 27

La Coral Salvé de Laredo (Cantabria) interpretó el pasado domingo en el Teatro Español de Madrid La poesía y la música coral de la generación del 27, en una selección que incluía el poema de Antonio Machado Señor, me cansa la vida, con música de Juan Alfonso García; la famosa versión musical realizada por el argentino Gustavino sobre el poema Se equivocó la paloma, de Rafael Alberti; y los Tres epitafios para los sepulcros de Don Quijote, Dulcinea y Sancho Panza, con música y letra de Rodolfo Halffter. La Coral Salvé interpretó también, en la sesión del sábado, canciones populares de España por autores de nuestro siglo, primeros premios de habaneras y un bloque de composiciones pejinas. Los recitales de la agrupación pejina en el teatro Español han contado con una gran respuesta del público, que coreó las cancio nes populares del programa. El repertorio del sábado, bajo el título general de Canciones populares de España por autores de nuestro siglo, presentaba varios títulos del compositor gallego-leonés Angel Barja -por ejemplo, Río arriba, río abajo, A la mar se van los ríos, Ya se murió el burro, Eres alta y delgada-, la canción Adíos Granada, de Luis Bezmar, y varias composicio nes del castreño Arturo Duo Vital. La coral Salvé interpretó también algunas habaneras y a compositores clasificados bajo el título general de El renacimiento de la música tradicional coral, entre los que nuevamente se encontraban Angel Barja y Duo Vital, además de Lafuente y Antón Larrauri, del que se ofreció su gran Cantiga, una variación de doce minutos sobre los temas populares Yo soy el viajero y Barca, marinero.

La sesión se cerró con la música pejina que canta a las marinas de la región cántabra, fundamentalmente a Laredo y a toda la llama da costa esmeralda, hoy turística pero de gran tradición pescadora.

Fundada en 1975 por el prior del monasterio de La Bien Aparecida, José Luis Ocejo (hoy director del Festival Internacional de Santander), la Coral Salvé está integrada por 85 laredanos de distinta edad y profesión. Obreros de Femsa, hosteleros, amas de casa, pescadores o agricultores, administrativos, estudiantes, profesores, conserveros, parados y hasta directores de banca integran esta agrupación que ha actuado repetidamente en Madrid (incluido el Teatro Real) y varias veces en el extranjero: Viena, París, Bratislava, Buenos Aires y distintas ciudades alemanas.

En Laredo, que no supera en invierno los 10.000 mil habitantes, es difícil encontrar un vecino que no mantenga relación familiar o de amistad con algún coralista. Así que cuando la Coral viaja es como si viajase el pueblo: sus miembros tienen que pedir permiso en los trabajos, encontrar aposento a sus hijos, ocuparse de los sustitutos en los despachos al público. Sólo el entusiasmo del vecindario compensan sacrificios tales como el de emprender de madrugada el viaje de regreso desde Madrid, apenas terminado el recital del domingo, para poder estar a las seis de la mañana en la fábrica o en la lonja comprando el pescado para la tasca y el restaurante.

La labor de esta coral ha cuajado en una gran repercusión discográfica y en la recuperación de la gran música popular pejina, a la que Laredo aporta tradicionalmente numerosos motivos.