América, para los angloamericanos

Sin duda ha sido la iniciación del jaleo bélico, el desembarco de los argentinos en las Malvinas, cuyos dirigentes de la Junta no tuvieron la paciencia de esperar otros cincuenta o cien años más para que les dieran las islas. Creyeron ellos de buena fe que ese paseo militar no tendría consecuencias graves y considerarían la razón como suficiente.Pero no. Se olvidaron de los padres de la criatura: Margaret-Ronald, que son los dueños. No tuvieron los argentinos en cuenta el orgullo, la veteranía guerrera, la maestría diplomática y, sobre todo, el poderío militar de los angloamericanos.

Thatcher regateó y negó unos miles de libras esterlinas a sus compañeros del Mercado Común, como tal socio; pero no ha escatimado un solo céntimo para emplearlo contra los argentinos en toda clase de pertrechos bélicos, haciendo uso de los mercenarios guerreros coloniales para meterlos en primera fila, como era de esperar.

Está visto que la ONU sirve de poco para evitar las guerras, que por desgracia las tenemos todos los días en las noticias. Pero todos esos seres humanos que por efecto de las armas mueren a cientos en las Malvinas, en el Extremo Oriente, en Africa y en muchos lugares de la Tierra clamaron al cielo para que en otro Nuremberg se ponga en el banquillo, como criminales de guerra, a los responsables de los países que con sus determinaciones han desencadenado estas matanzas.

Seguirán ellos, los poderosos, vendiéndonos a los demás toda clase de armamento para seguir matándonos; seguiremos haciendo cola para pedir dólares a cambio de bases; seguiremos con las fugas de cerebros para engrandecerlos, ya que pueden pagar más; seguiremos con el Reader's Digest, con los Williams y los Thompson y con el The End ... /