Intelectuales y científicos reivindican la pasión investigadora en la clausura del homenaje al físico Julio Palacios

La exposición-homenaje que la Fundación Santillana ha venido dedicando desde el pasado 30 de abril al físico español Julio Palacios fue clausurada, el pasado sábado, en presencia del ministro de Educación y Ciencia, Federico Mayor Zaragoza, y con la intervención, en torno a la aportación a la cultura española del siglo XX del insigne científico, de los profesores Laín Entralgo, López Aranguren y González Posada.

La clausura de la exposición se celebró en la noche del pasado sábado en la sede de la Fundación S antillana, en la villa cántabra de Santillana del Mar, donde había sido inaugurada por don Juan de Borbón a finales de abril. En el acto del sábado estuvieron presentes, además de destacados miembros del Gobierno cántabro, parlamentarios, representantes de la cultura y numeroso público, el presidente de la Fundación Santillana, Jesús de Polanco, y la viuda del científico, Elena Cayella Pedroso.Ricardo Díez Hochleitner, vicepresidente de la Fundación, situó la figura del homenajeado y el papel jugado por éste en el panorama cultural español del siglo XX, dando paso, posteriormente, a la intervención de los participantes en el panel. En primer lugar hizo uso de la palabra José Luis López Aranguren, que analizó las causas de la inexistencia de la investigación en nuestro país hasta finales del siglo XIX. A partir de ese momento, se produce una "eclosión en este campo", en el que "un puesto de gran importancia le corresponde a Julio Palacios", del que resaltó su "conservadurismo, que no quiere decir que fuera reaccionario", y su decidido afán por desarrollar el campo de la investigación en España.

Pedro Laín Entralgo tras manifestar la emoción que sentía por recordar a Palacios, señaló que no se puede entender la ciencia española sin distinguir entre lo que fue la evolución de ésta antes y después de la guerra civil. De la etapa anterior a la contienda de 1936 señaló tres generaciones que, en su criterio, definen la evolución del pensamiento científico español. La primera, que situó durante el reinado de Isabel II, y que llamó fundacional, en la que se dejó de hablar de ciencia "para empezar a hacer ciencia". En la segunda generación, la consolidadora, situó a hombres como Ortega y Blas Cabrera, y que fue, en su opinión, la que consiguió que España se acercase, en el terreno científico, a Europa. La tercera y última generación, la irradiante, en la que incluyó a Julio Palacios junto a Zubiri, Jiménez Díaz, Ochoa, etc., fue la que cumplió los objetivos iniciados por la anterior generación, actividad que se vería truncada por la guerra civil. Posteriormente analizó los intentos de Palacios por recuperar a los principales representantes del pensamiento científico español, víctimas de la diáspora del exilio, lo que dio lugar a su enfrentamiento con el poder establecido, llevando, en opinión del conferenciante, a "la marginación, el dolor y el olvido".

Por su parte, Francisco González Posada, catedrático de la Universidad de Santander, analizó la personalidad de Palacios centrándose en el campo de su aportación científica. En relación con la controvertida actitud de éste ante la teoría de la relatividad, González Posada precisó los tres estadios por los que atravesó el análisis del fisico español en relación con las aportaciones de Einstein.

Palacios desarrolló primero su escepticismo ante la citada teoría, hecho que fijó en 1955; en un segundo período planteó su crítica a la relatividad, para posteriormente, en una tercera etapa, que denominó de creación, cuando ya se encontraba jubilado, desarrolló la teoría de la antirrelatividad.

El acto concluyó con la intervención del ministro de Educación y Ciencia. "En algunas ocasiones", manifestó Mayor Zaragoza, "he comentado que los españoles somos más proclives al crisantemo que al laurel". lo que, en su opinión, "está dejando paso a un mayor interés por fomentar el desarrollo de la investigación científica, estimulándolo desde la administración del Estado".