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Desigual resultado de las ferias del libro

Decepción y poca compra en Barcelona

Hoy concluye la VI Feria del Libro de Barcelona con un balance claramente negativo. Las ventas han sido mínimas y casi exclusivamente dirigidas hacia el sector de enciclopedias, fascículos y otras obras del mismo género. En la cena que el pasado viernes ofreció el Gremio de Editores y Libreros a los autores, como parte del día del autor, programado en la feria como homenaje a los escritores, la opinión mayoritaria de los libreros y editores era que la feria no puede seguir así. Las ventas son menos que mínimas y los espectáculos paralelos no han contribuido en modo alguno a aumentarlas.Fechas coincidentes

Entre los factores que contribuyen a que la feria de Barcelona sea un fracaso, mientras que la de Madrid, según los editores, consigue en fechas coincidentes ventas apreciables, está el hecho de que Cataluña dispone ya de un día para la presentación de novedades en el que las ventas sí alcanzan cotas importantes: el 23 de abril, día de San Jorge. Los editores catalanes concentran sus esfuerzos en sacar las máximas novedades ese día, en el que también las casetas salen a la calle, de forma que, apenas mes y medio después, no hay nada nuevo que ofertar. Añádase a ello el que una parte importante del público consumidor de libros, los estudiantes, están estos días ocupados con exámenes, lo que frena su asistencia a una feria que ofrece escasos alicientes.

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Se preveía que el viernes sería el día más animado, no en vano había sido dedicado al autor y algo más de cincuenta escritores, entre otros, Gonzalo Torrente Ballester, Juan Marsé, Juan García Hortelano, Ian Gibson, Manuel Vázquez Montalbán, Luis Romero y Carlos Barral, pasaron por ella. Pero tampoco el viernes hubo aglomeraciones en las casetas.

Inanición de las lenguas

Alguien comentaba con no poca malicia e ironía que había asistido más gente a la cena-homenaje a los escritores organizada en el Ritz que a la feria. Y algo de verdad había en ello. Lo cierto es que el comedor del hotel, que presidía la ministra de Cultura, Soledad Becerril, junto al consejero de la Generalidad, Max Cahner, no fue suficiente para todos.

Tras la cena intervinieron la escritora Montserrat Roig en nombre de los autores, el consejero de la Generalidad y la ministra. Roig aseguró a los presentes, en castellano, que la lengua castellana no desaparecerá en Cataluña, pero que sería terrible que las otras lenguas del Estado murieran de inanición. Intervino a continuación Max Cahner, quien pidió a la ministra apoyo para la cultura catalana y "que el catalán se enseile en los departamentos de Románicas de todas las facultades españolas", así como que sea lengua optativa en las escuelas del profesorado de EGB. Tanto Roig como Caliner hablaron en castellano "por deferencia a los invitados".

Soledad Becerril, que intervino para el cerrar el acto, agradeció que la hubieran invitado a presidir la cena, pero no hizo mención alguna a la deferencia idiomática citada, lo que provocó extrañeza en la sala.

Previamente, se había celebrado una mesa redonda sobre cine y literatura y a la hora del almuerzo se habia presentado Fabian y Sabas, último libro de José María Vaz de Soto, que ha editado Argos-Vergara. La presentación corrió a cargo de Carlos Barral, su editor, quien definió a Vaz de Soto como "el único gran novelista andaluz contemporáneo".

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