Roque Nieto Peña
es un autotitulado poeta que ayer logró introducir un folleto de su autoría en los casilleros de todos los diputados en las Cortes. Entre los inspirados versos que Nieto, no pudiendo encontrar editor, no se ha resignado a que caigan en el olvido, figuran algunas estrofas dedicadas al 23 de febrero: "En una tarde sombría/ un 23 de febrero/ entró con gran osadía en el Congreso, Tejero/" comienza su romance el vate. "Con su arma de reglamento/ a Landelino encañona/, el presidente al momento/ le dice: no me impresiona". O este otro: "Gutiérrez Mellado, ufano,/ increpa airado a esa gente/ más cual si fuera un gitano/ le zarandea un teniente. Adolfo erguido y con tino quiere en su ayuda lanzarse/ pero un sargento muyfznol le grita: ¡coño! sentarse". Naturalmente los versos autoeditados por Roque Nieto, que afirma haber publicado numerosos libros de versos, constituyeron el comentario jocoso de la sesión de ayer, que de todas maneras transcurrió entre algunas otras más graves preocupaciones.
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