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El narrador de la ría de Bilbao

Para Luis de Castresana, gran amigo del autor fallecido, al que confiesa deber en gran parte su vocación literaria, "con la desaparición de Zunzunegui se extingue el más grande cantor con que contó la ría de Bilbao". Para el autor de El otro árbol de Guernica, Juan Antonio de Zunzunegui enlaza con la gran novelística del XIX, con Balzac, por una parte, y Pérez Galdós, por otra. Por ello mismo, "su pérdida es catastrófica, especialmente para los escritores vascos, a quienes, junto a un vigor narrativo incomparable, nos legó un castellano que es un espejo en el que mirarnos", informa desde Bilbao Patxo Unzueta.

Vizcaíno de Portugalete, Zunzunegui confesó más de una vez a Castresana que su deseo hubiera sido "volver a Bilbao para morir junto a mi ría". Manuel Llano Gorostiza, crítico y polígrafo vizcaíno que también conoció y admiró al autor de La vida como es, considera que "lo de menos es el sillón que ocupó en la Academia y lo de más el grandísimo novelista que fue, el autor de Describiendo a la ría del Nervión y a sus gentes enlazó con el mejor Unamuno de Paz en la guerra. Fue además, según Llano, "poseedor de uno de los castellanos más fluidos y elegantes que se han dado en esta tierra". Y si Bilbao le reprochó su dureza para con la villa -por ejemplo en La quiebra- "lo cierto es que las páginas que dedicó a esta ciudad figurarán por siempre entre las mejores de la novelística española".

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Sucesor de Pío Baroja

Sucesor de Pío Baroja en la Academia de la Lengua, "ya antes de la guerra era Zunzunegui conocido en Bilbao con el mote de falacaín, en recuerdo del personaje barojiano que el escritor de Portugalete acabaría por incorporar a su sangre de grandísimo narrador, tan grande en sus obras de -como él decía- "gran calado", como en sus cuentos o en la pequeña biografía del futbolista Pichichi, cuyas galeradas pudo salvar en el último momento cuando ya sonaban los primeros cañonazos, en julio del 36".

Precisamente sobre esa guerra apenas quiso hablar, como señala el académico Antonio Tovar, amigo del novelista fallecido, con el que coincidió en la retaguardia de Valladolid. "Fue una lástima que no relatase su experiencia como sólo él sabía hacerlo", afirma. "Zunzunegui representa en la novela española un puente entre la novela de los Galdós y Baroja y la que iniciaron después de la guerra los nombres hoy en activo". "Toda una época", concluye Tovar, "en la que, salvo Baroja y Benjamín Jarnés, mayores que él, la novelística española era muy pobre".

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