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La guerra en el Atlántico sur

Las Fuerzas Armadas argentinas lanzan un contraataque contra la cabeza de puente británica en la bahía de San Carlos

Andrés Ortega

Las Fuerzas Armadas argentinas lanzaron ayer un contraataque contra la cabeza de puente británica en la bahía de San Carlos. Seis -posiblemente nueve- cazabombarderos argentinos fueron derribados por el fuego británico, según la versión oficial de Londres, que reconoció que una de sus fragatas había sido dañada. El ataque argentino llegó quizás tarde, pues las fuerzas británicas han tenido tiempo de consolidar su posición antes de avanzar. La primera ministra Margaret Thatcher se ha decidido por la vía rápida -cuestión de días más que de semanas- para recuperar las islas Malvinas.

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El ataque argentino de ayer llegó en varias oleadas, pero fue recibido por el fuego de los buques, de los misiles antiaéreos Rapier que ya están instalados en tierra y por aviones Sea Harrier. Cinco Mirage y un Skyhawk argentinos fueron derribados. El comunicado oficial británico señalaba que dos Mirage y un Skyhawk más podrían también haber sido abatidos.Londres admitió que una de sus fragatas había sido tocada, sin dar mayores detalles. La versión oficial aseguraba no disponer de ningún informe sobre daños a otros barcos o aviones.

En un incidente separado, dos Sea Harrier atacaron a tres helicópteros argentinos que sobrevolaban el estrecho de San Carlos cerca de la Malvina occidental. Un helicóptero estalló. Otro aterrizó incendiado. El encuentro indica que los argentinos habían lanzado también un contraataque con estos aparatos.

Ayer, los Harrier bombardearon de nuevo la zona de Darwin. "Pudimos ver varios aviones Pucara destruidos" señaló el portavoz oficial británico. Al sur de Port Stanley, un buque británico interceptó al Monsunen, navío mercante que había sido utilizado para transportar tropas y suministros. La tripulación abandonó el barco.

El ataque argentino -precidido la víspera por dos Skyhwak que dieron media vuelta sin presentar batalla- llegó quizás tarde. Con este error táctico, las fuerzas británicas han dispuesto de 36 horas de tranquilidad, en las que pudieron seguir desembarcando material en la bahía de San Carlos. Un helicóptero británico llevó incluso correo -un elemento fundamental para la moral de las tropas- a las fuerzas en tierra.

"Las fuerzas terrestres han continuado consolidando su posición en la zona de San Carlos, sin encontrar oposición, antes de avanzar hacia el interior" señalaba a mediodía de ayer el Ministerio de Defensa. Informaciones no confirmadas indicaron que las tropas británicas habían realizado incursiones por tierra, con artillería, hacia Darwin.

Según diversas fuentes, las fuerzas británicas -cinco mil hombres en tierra- han establecido un perímetro defensivo que rodea unos veinticinco kilómetros cuadrados la zona de San Carlos. Varias toneladas de material bélico han sido desembarcadas. La aviación argentina parece ser en estos momentos el problema para las fuerzas británicas.

Si hemos de creer las declaraciones oficiales y lo que decía ayer la Prensa británica, Margaret Thatcher se ha decidido por la opción rápida para recuperar militarmente las islas Malvinas. El invierno se acerca planteando problemas para las tropas y su movilidad. Una campaña larga sería, por otra parte, políticamente poco atractiva y podría disipar el apoyo internacional con que cuenta Londres en esta crisis. El Gobierno británico quiere congelar la diplomacia por el momento, no estando interesado en un alto el fuego.

En unas declaraciones a la cadena de televisión norteamericana Abc, el titular del Foreing Office, Francis Pym, predijo ayer que Gran Bretaña recuperaría las islas y que la victoria obligaría a una mayor presencia militar británica en el territorio y, quizás a "planteamientos más amplios para su defensa". Dando por supuesta esta victoria, Pym se mostró favorable a que las Naciones Unidas organicen una administración de las islas a corto plazo.

San Carlos Y Port Stanley están separados por ochenta kilómetros que alternan zonas rocosas con terrenos pantanosos. Algunos ana listas opinan que las fuerzas británicas se dirigirán directamente sobre Port Stanley para forzar la rendición de su guarnición argentina, ignorando por el momento otras posiciones enemigas. Podrían también intentar tomar Port Darwin y asegurarse así una pista transitable por vehículos con la cual llegar hasta la capital.

Entretanto, los ingenieros y zapadores británicos deben estar atareados renovando la pista de hierba de San Carlos. Con láminas de alumnio pueden transformarla rápidamente en una pista útil para los aviones Hércules que podrían traer suministros y refuerzos directamente desde la isla de la Ascensión.

El desembarco ha costado a los británicos, según las últimas cifras, 49 muertos y desaparecidos, con lo cual las bajas humanas británicas ascienden ya a 73 hombres.

Según una encuesta de opinión publicada ayer y realizada el viernes, antes de saberse el desembarco, un 76% de los británicos estaban a favor de la invasión y un 53% creía que su éxito compensaría un amplio número de vidas británicas perdidas.

A las vista de estos resultados no puede sorprender que la priemra ministra esté contemplando la convocatoria de elecciones generales anticipadas para el otoño. El sábado, Francis Pym afirmó que "debemos poner nuestras miradas en las elecciones generales, que están a menos de dos años vista" (mayo de 1984). El presidente del Partido Conservador, Cecil Parkinson, afirmó que "no soñaríamos con fabricar elecciones en torno al tema de las Malvinas". El resultado de la guerra será crucial en este campo.

Este mes, la inflación se ha situado en un 9,4% anual. Por primera vez en tres años ha bajado por debajo de un 10%. Los conservadores están diez puntos por encima de sus rivales en la mayoría de las encuestas.

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