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El conflicto anglo-argentino

El secretario general de la ONU, considera que la decisión final es "cuestión de horas"

Un ambiente de gran pesimismo predominaba en el foro de las Naciones Unidas, en Nueva York, sobre el futuro de las gestiones de paz del secretario general, Javier Pérez de Cuéllar, en su intento de concluir un acuerdo entre británicos y argentinos a propósito del futuro de las Malvinas."Es una cuestión de horas", dijo Javier Pérez de Cuéllar, al término de sus reuniones separadas con el embajador británico ante naciones Unidas, sir Anthony Parsons, y con el subsecretario de Asuntos Exteriores argentino, Enrique Ros.

Se hablaba también en la ONU de convocar el Consejo de Seguridad, hecho que se interpretaba como un signo más de pesimismo en torno a las negociaciones del secretario general.

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Propuestas y contrapropuestas se entrecruzaban entre los diplomáticos, mientras aumentaban los rumores de una inminente invasión británica de las Malvinas.

Washington expresaba su inquietud por la presencia de nuevos satélites soviéticos en la zona, que transmitirían informaciones al Ejército argentino sobre la posición exacta de la flota británica.

En la esfera diplomática, se considera que las negociaciones se vinieron a pique por el tema central de la polémica: la soberanía de las Malvinas.

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Aunque se intentó camuflar el eje de la disputa por la soberanía, es evidente que la composición del Consejo de Gobierno de las Malvinas (que el Reino Unido desea continúe siendo británico, mientras Argentina quiere que tenga amplia participación de la ONU) esconde el problema central de la soberanía futura de las islas.

Otro punto de discordancia entre Buenos Aires y Londres pasa por la situación futura de las islas Georgias del Sur, situadas a ochocientas millas de las Malvinas.

Los británicos insisten en que sólo se está negociando el futuro de las Malvinas, pero no el de las Georgias del Sur, recuperadas por el Reino Unido el 26 de abril.

Tampoco quedó claro en ningún momento cuáles deberían ser las modalidades de retirada de las tropas argentinas de las Malvinas, capítulo que Londres desearía fuera supervisado por varios países neutrales, mientras que Argentina sólo aceptará la presencia de observadores de la ONU.

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