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A la epera de una invasión británica de las islas

La CEE aplaza su decisión sobre la prórroga de las sanciones contra Argentina

Soledad Gallego-Díaz

La Comunidad Económica Europea (CEE) volvió a aplazar ayer, durante veinticuatro horas, la toma de una decisión sobre la prórroga de las sanciones comerciales contra Argentina, que expiran hoy a las doce de la noche. En esta ocasión, fue el ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Emilio Colombo, quien manifestó a sus colegas reunidos en Luxemburgo que su Gobierno, amenazado por los socialistas con una crisis interna, no podía dar su aprobación, postura compartida por Irlanda. Los ministros volverán a reunirse hoy a las 18.30 horas.La principal novedad de la reunión de ayer fue la entrada en liza directamente de EE UU. El secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, que se encuentra en Luxemburgo para asistir hoy a la reunión del Consejo Atlántico, mantuvo sendas entrevistas bilaterales con Colombo y con el ministro británico, Francis Pym.

Haig intenta presionar en todas direcciones para que las sanciones se prolonguen, aunque para ello Londres deba dulcificar su postura en el hasta ahora insoluble problema de su, contribución al presupuesto comunitario. Porque, al margen de otras consideraciones políticas, todo el mundo tiene claro en Luxemburgo que la prórroga de las sanciones sería más fácil si el Reino Unido hubiera aceptado ya alguna de las, soluciones que le han propuesto para el problema más grave de la Comunidad (cuánto dinero hay que devolver a Londres cada año) y si el Reino Unido no estuviera dispuesto a seguir vetando el aumento de los precios agrícolas, hasta que obtenga satisfacción en el terna presupuestario.

Desde hace más de 48 horas, los diez se encuentran inmersos en una insólita batalla de presiones, amenazas y solidaridades que alcanza su punto álgido hoy. Los ministros de Asuntos Exterior es de nueve los países miembros de la CEE -todos menos Irlanda- asistirán a la reunión del Consejo Atlántico y soportarán la presión conjunta de Washington y Londres para que la CEE se decida a traducir en hechos su solidaridad.

Londres, por su parte, debe decidir antes de la noche si acepta o no las presiones comunitarias y da su aprobación a la nueva propuesta de la Comisión Europea, formulada ayer: devolución, en 1982, de un máximo de 9:25 millones de dólares, en lugar de los 1.400 que exige Margaret Thatcher.

Y todos dirigirán sus miradas hacia el Atlántico sur. Cualquier paso en falso de Londres puede echar por la borda todos los esfuerzos de EE UU para arrastrar a los europeos al lado del Reino Unido e, indirectamente, a su lado, puesto que Washington ha impuesto a su vez un embargo completo a Argentina sin fecha determinada.

La situación es tan fluida -afirmaba ayer un diplomático italiano- que cualquier carta equivocada en cualquiera de las mesas de juego puede derribar el edificio entero. La esperanza de que nadie se equivoque no es grande. Pym abandonó ayer la reunión terriblemente serio: "Estudiaremos la propuesta de la comisión, pero de momento no puedo decir que no me gusta".

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