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Horas cruciales en el conflicto de las Malvinas

Primera incursión británica en el archipiélago de las Malvinas

Andrés Ortega

Por primera vez en el conflicto, el Ministerio de Defensa en Londres reconoció ayer que tropas británicas habían desembarcado -pero no invadido- en las islas Malvinas. Comandos británicos realizaron una incursión, en la noche del viernes al sábado, contra una pista de aterrizaje en la isla de Pebble (isla de Borbón), al norte de la Malvina occidental. Destruyeron, según Londres, once aviones en tierra y un gran depósito de municiones. Dos de los comandos, que regresaron después a los buques, resultaron levemente heridos. El portavoz oficial británico insistió en que se trataba de una incursión y no de una invasión. No dio más detalles sobre la operación salvo para señalar que en ella no habían participado aviones. Las tropas llegaron seguramente apoyadas por los cañones de los buques. No se sabe si hubo bajas por parte argentina, pero se cree que entre los aviones destruidos figuraban seis aviones Pucara, especializados en la lucha antiguerrilla y otros cinco aparatos ligeros. Pasa a la página 3

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Las incursiones constituyen el preludio a una invasión

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El Ministerio de Defensa nunca ha querido confirmar ni desmentir que en las islas Malvinas se encontraran ya miembros del Special Boat Squadron -comandos especiales- para acosar a las tropas argentinas.

La incursión muestra lo próximo que está el destacamento naval a la costa de las islas, y constituye un preludio psicológico y militar a una invasión, que, según la impresión reinante en Londres, no podría tardar. Siempre se había supuesto que un desembarco en gran escala comenzaría por la isla Malvina occidental.

El Ministerio de Defensa comunicó asimismo que, el viernes, aviones Sea Harrier británicos habían vuelto a bombardear el aeródromo de Port Stanley, la capital de las Malvinas, y algunas instalaciones militares vecinas. Todos los aviones regresaron a su punto de origen, desconociéndose el grado de éxito de esta operación.

La insistencia británica en los ataques contra las pistas de aterrizaje responde a la firme determinación de cortar la llegada de suministros a las tropas argentinas. Pequeños aviones o barcos argentinos han podido romper el cerco británico.

Forzar la negociación

El repetitivo bombardeo contra el aeródromo de Port Stanley estaría también pensado para destruir la estación de radar que pudo haber servido de apoyo al ataque aéreo argentino el miércoles contra dos buques británicos.

Con estas incursiones, Londres pretende forzar la negociación diplomática con Buenos Aires y preparar una gran operación militar si estas fracasan. "La elección está en manos argentinas. Si se equivocan, tendrán que atenerse a las consecuencias", declaró ayer en Perth el titular del Foreign Office, Francis Pym, ante el congreso de los conservadores escoceses, en un tono menos combativo que el de la primera ministra Margaret Thatcher, la víspera.

El resultado de las negociaciones en las Naciones Unidas, "en un sentido o en otro, es una cuestión de días, no de horas", afirmó el embajador británico ante aquella organización, sir Anthony Parsons. Este se encontraba ayer en Londres, a donde había sido llamado, por el Gobierno, junto al embajador en Washington, sir Nicholas Henderson. Ayer pasaron el día en el Foreign-Office, y hoy se entrevistarán con Thatcher y Pym, en lo que será una reunión decisiva para la guerra o la paz.

Se barajan varias hipótesis sobre la presencia de estos dos embajadores en Londres. Para la segunda cadena de la BBC, el Reino Unido habría conseguido ya que Argentina cediera sobre la cuestión de la soberanía, y está ahora intentando lograr más concesiones de Buenos Aires, endureciendo su postura.

En cualquier caso, las negociaciones parecen haber llegado a un punto crucial y el Gobierno británico tiene que tomar una decisión.

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