La renovación española
Arropado por un público incondicional y entusiasta, el Ballet Español de Madrid, que dirige el maestro José Granero, y que pretende una,apertura de la escuela española a la danza contemporánea, se presentó en la Sala Olimpia como broche del II Festival Internacional de Teatro.Granero ha reunido a su alrededor un extraordinario conjunto de artistas, muchos de ellos -los bailarines Luisa Aranda, José Antonio y El güito, entre otros; el guitarrista y compositor Emilio de Diego y el cantaor José Mercé- eran hasta hace poco miembros del ballet de Antonio Gades y otros, como Merche Esmeralda, son bien conocidos y dan a este nuevo conjunto un impecable nivel.
El programa presentado en Madrid mostró claramente la doble vocación de preservar, con gusto y rigor, un repertorio de la escuela académica española y, a la vez, aventurarse en el terreno de la renovación dentro del espíritu de la raíz española y especialmente flamenca. Lo primero se consigue con brillantez: tanto las muestras de la escuela bolera antigua, montadas por Merche Esmeralda, como El garrotín que ella misma bailó en el estilo, cada vez más infrecuente, contenido y coqueto del baile "fino" andaluz, destilaron una gracia y un sabor de época tdmirables.
Ballet Español de Madrid
Homenaje a Maurice RaveL Coreografías de José Granero. El jaleo, coreografías de Merche Esmeralda, José Granero y José Antonio, sobre música popular y de Emilio de Diego. Variaciones flamencas, coreografía de José Antonio sobre música de Emilio de Diego. Director artístico: José Granero. Guitarrista: Emilio de Diego. Cantaor: José Mercé. Bailarines: María Alarcón, Elvira Andrés, Luisa Aranda, Merche Esmeralda, Azucena Flores. Cristina Gombau, Marisa Neila, Carmen.Villena, José Antonio, Carlos Benavides, Miguel Daureo, Laro Díaz, Enrique Frías, Candy Román, Julio Príncipe y Eduardo Serrano "El güito". Sala Olimpia. 12 de mayo de 1982.
Ni Granero -en sus montajes de la Rapsodia Española, la Alborada del gracioso, la Pavana para una infanta difunta, las canciones de Don Quijote y el Bolero, de Ravel- ni José Antonio, que bajo el equívoco nombre de Variaciones flamencas ha coreografiado un "ballet negro", sobre una partitura de Emilio de Diego, consiguieron una expresión coreográfica coherente o una verdadera integración de las técnicas flamenca, clásica y moderna. Por otra parte, y como ya viene siendo habitual en el tratamiento escénico de las "españoladas", al tópico bullanguero y abigarrado ha venído a sustituirlo el tópico austero y tenebroso, sin que medie un desarrollo, ni formal ni expresivo, de la danza, y habiendo perdido naturalidad y sentido del ritmo.
La excelente preparación de los bailarines y su notable capacid,ad de adaptación, entre los que destaca el propio José Antonio, consiguieron que el público acogiera con entusiasmo estas coreografias, alentando el saludable esfuerzo por buscar nuevas fórmulas para la danza teatral española.
Babelia
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