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Reportaje:

La naranja supera la crisis

Hasta el momento se ha superado en cítricos exportados la cifra de 1.600.000 toneladas, que es tanto como se exportó durante la temporada anterior. La campaña finalizará el mes próximo y no es descabellado pensar en que se puede alcanzar la cifra de 1.800.000 toneladas. En estos momentos, los meses de campaña citrícola en nuestro país son los comprendidos entre octubre y junio.Dentro de ese panorama, actualmente satisfactorio, las mayores dificultades serán para el limón, puesto que ha habido unacosecha que supera las posibilidades exportadoras y es previsible, según De Miguel, que unas 100.000 toneladas no tengan salida. El Comité de Gestión está intentando estimular el consumo interior de este producto. Sin embargo, hay que pensar que la demanda del limón a diferencia de la naranja, es poco elástica, pues se destina a unos usos muy determinados y el consumo suele ser poco variable.

La campaña exportadora actual ha supuesto, por otra parte, remontar la difícil situación de las tres anteriores, marcadas por la descapitalización y un descenso en el volumen exportador. "Los exportadores han sufrido, en los últimos años, tales dificultades que hubieran sido suficientes para estrangular la actividad de otros sectores exportadores sin la tradición, experiencia, empuje e imaginación del viejo sector de exportadores de naranja", dice Julio de Miguel.

Una de las causas de esta crisis hay que buscarla en las preferencias arancelarias de otros países ante la Comunidad Económica Europea, mercado que absorbe más del 90% de nuestras exportaciones citrícolas. Mientras Israel paga un 8% por este concepto, y Marruecos un 4%, España tiene que abonar unos aranceles del 12%. Estas dificultades se pueden superar en parte, sin embargo, gracias a la política de evolución de variedades practicada en España, a la mayor calidad por la situación geográfica -que conlleva, sin embargo, un mayor peligro de heladas- y a la cercanía respecto de los compradores.

Otras causas han sido los efectos de la inflación, las apreciaciones constantes de la peseta -en la campaña 1978-1979, ello provocó pérdidas superiores a los setecientos millones de pesetas- y un notable incremento de los costes de producción.

Por lo que se refiere a los costes, Joan Ramón Peris, secretario general de la Unio de Lauradores i Ramaders del País Valenciá (Unión de Labradores y Ganaderos del País Valenciano), da especial importancia al hecho de que la subida de los elementos necesarios para cultivar (abonos, insecticidas, electricidad, agua) no se corresponde con el de los precios de la mercancía, que han crecido a un ritmo inferior.

Hay que contar también con otras circunstancias desfavorables, como la situación fitopatológica del arbolado, que es mala en nuestro país. No se trata sólo de la zona de varias miles de hectáreas en la provincia de Valencia afectada por la enfermedad conocida como tristeza del naranjo, que provoca la caída de las hojas y la muerte de los árboles. Hay también varias enfermedades generalizadas, fundamentalmente diversos tipos de virosis y de hongos, que influyen negativamente en el producto. "Nos encontramos con un arbolado enfermo", señala Peris, "que no produce ni calidad, ni cantidad".

El problema de los créditos

A pesar de la bondad de la campaña actual, en este momento hay planteada una nueva dificultad en la marcha del sector, en virtud de una orden reciente del Ministerio de Economía y Comercio, que marca la progresiva reducción del volumen de crédito oficial al capital circulante hasta 1986. A partir de entonces, no se podrán conceder nuevos créditos en esta modalidad. Para este año está prevista una reducción del 25%, que puede suponer en el sector de cítricos la necesidad de devolver más de 3.000 millones de pesetas, ya que el crédito, o volumen total a los créditos al capital circulante que tiene concedidos, puede estar en torno a los 13.000 millones de pesetas.

Hay que señalar que el crédito al capital circulante es especialmente utilizado en la exportación de cítricos por las peculiaridades del sector. Los frutos no permiten la contratación de ventas en firme, y en esto influyen numerosos imponderables, como las heladas, que pueden cambiar en el volumen final de la cosecha, y otras modalidades de crédito exigen el pedido en firme como condición necesaria para ser otorgados.

La medida del Ministerio supone una adecuación a las condiciones de producción de la Comunidad Económica Europea. Los países miembros de la CEE velan contra este tipo de ayudas a la producción española, una especie de competencia desleal de cara a la entrada de nuestro país en la Comunidad. "Nosotros no esperábamos ahora esta medida", señala Luis Ribera, secretario de la Federación Española de la Exportación de Frutos Cítricos, "ya que nuestra fecha de incorporación a la CEE es todavía muy inconcreta". Para Ribera, la medida se ha debido en parte a la presión de la banca privada, que probablemente lo ha exigido como condición para abaratar sus créditos".

Actualmente, el comité de gestión de la exportación de frutos cítricos mantiene conversaciones con el Ministerio de Economía y Comercio para arbitrar alguna fórmula que permita ayudar a los exportadores a hacer frente a las devoluciones previstas y continuar el curso normal de sus operaciones financieras.

Tanto la federación como el comité insisten en la importancia del sector de cítricos en el comercio exterior español, pues, si bien es el cuarto en volumen, produce, a diferencia de los tres que le preceden, unas divisas limpias de pagos a países extranjeros. El primer sector exportador español es el de productos básicos del hierro y del acero, el segundo el de automóviles de turismo y el tercero el de productos derivados del petróleo. Todos ellos están sujetos a pagos necesarios a otros países en concepto de patentes, tecnología, maquinaria o materias primas. Por otra parte, si se suma el volumen de ingresos por exportación de cítricos al procedente de la exportación del resto de productos hortofructícolas, la cantidad resultante es superior a los ingresos por productos básicos del hierro y del acero.

Mayoría de propiedades pequeñas

"El sector registra", indica Joan Ramón Peris, "una inmensa proporción de agricultores a tiempo parcial. Se calcula que más del 80% de las propiedades está en manos de personas no estrictamente profesionales, que no viven de la agricultura. Ello da lugar a que una inmensa mayoría de los propietarios respondan a la figura del agricultor a tiempo parcial. Entre ellos hay pequeña burguesía, profesionales liberales, obreros industriales y jornaleros. El 20% restante está en su mayor parte constituido por medianos propietarios que sí viven de la tierra exclusivamente. Las cooperativas tienen poca implantación. Algo menos del 20%, de la producción que se comercializa procede de cooperativas".

A juicio del escritor y periodista Vicent Ventura, más del 60% de las propiedades tienen entre media hectárea y hectárea y media de extensión, y ello produce, junto con el hecho de que la tierra tiene un precio muy elevado en relación con el rendimiento, unos beneficios escasos. "En este momento, los cítricos no son negocio importante de primero más que para los exportadores".

El comité de gestión

Lo extendido de la figura del agricultor a tiempo parcial produce una situación generalizada de escasos conocimientos agrícolas en la mayor parte de los propietarios y una gran falta de conciencia frente a los problemas económicos comunes. La mayor parte de la superficie de cultivo de cítricos está en las tres provincias del País Valenciano, especialmente en la de Valencia. Es frecuente en ellas que a los huertos de naranjos se les dé un valor patrimonial más que en función de las cosechas.

El comité de gestión, creado en 1972 y reformado por un real decreto de 20 de junio de 1978, es un organismo de comercialización en el que están representados la Administración, a través de los ministerios de Agricultura y de Comercio, los exportadores y los agricultores. Tiene sede en Valencia por estar considerada esta ciudad como la capital de los cítricos.

El comité, en el que la representación de los agricultores es designada por el Ministerio de Agrícultura y en el que los exportadores tienen el mayor poder de decisión, mucho mayor en votos, ha sido muy criticado por especial composición.

Para Joan Ramón Peris, en el comité se marca la época de exportación en función de los intereses de los comerciantes; desde él se organiza la publicidad y se interviene en las; ayudas del FORPPA al sector. La Unión de Llauradors y Ramaders ha pedido en varias ocasiones, en nombre de los agricultores, que haya una participación paritaria o que se haga otro comité paralelo.

Para ventura., la creación del comité "supone un hecho insólito en el ámbito del derecho administrativo, ya que el Estado delegó funciones propias en un órgano en el que sólo tiene una cierta representación. Se estableció pensando sobre todo en la CEE para evitar que los precios españoles se situasen por debajo del de la Comunidad".

Con referencia a la representación de los agricultores, Julio de Miguel insiste en que no es competencia del propio comité de gestión, sino de la Administración, variar su composición mediante una orden ministerial si lo estima oportuno.

El futuro de la naranja

En estas circunstancias, las opiniones sobre el porvenir del sector en nuestro país son variadas. Los exportadores son muy optimistas y piensan que hay un mercado que no va a desaparecer, sino que se mantendrá. La entrada en la CEE puede suponer un descenso en los aranceles y que se incremente ligeramente la cantidad que se vende a los países miembros, actualmente muy elevada.

Para Joan Ramón Peris, la situación actual se puede mantener durante tres o cuatro años más. Sin embargo, es necesario pensar en la reorganización del sector para hacerlo más competitivo, y además califica de "fracaso histórico" el balance de los últimos decenios.

Mientras en 1930 se exportó un millón de toneladas, en este momento se está poco por encima del millón y medio, lo que no supone un avance importante.

Vicent Ventura opina que hay que pensar en un futuro en el que se produzca menos cantidad y se piense más en la calidad. Habría que reconvertir los cultivos de las zonas más marginales, donde por ejemplo el agua es más cara, para producir otros frutos que eviten el paro temporal. Además se hacen necesarias las cooperativas de forma que se evite la inversión dispersa y exagerada.

Julio de Miguel cree necesario mantener la presencia de nuestros cítricos durante el mayor tiempo en los mercados consumidores y para ello ampliar el tiempo de campaña, de forma que también se incremente el período de ocupación laboral.

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