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Malvinas: la diplomacia intenta ganar tiempo a la guerra

Las islas Ascensión y Georgias del Sur, dos eslabones en la estrategia británica del Atlántico

Andrés Ortega

Pequeñas islas sirven a grandes estrategias. Este es el caso de la isla de la Ascensión. Este podría ser el destino de las Georgias del Sur. La estrategia global saca a veces partido de terrenos desiertos. La isla de la Ascensión, en medio del Atlántico, entre Recife y Luanda, ha demostrado ser una pieza vital en el ajedrez británico para recuperar las islas Malvinas, situadas a unos 6.000 kilómetros de esta isla de 88 kilómetros cuadrados, deshabitada hasta 1815, cuando Napoleón fue desterrado a Santa Elena.Ascensión, territorio dependiente británico, no cobró importancia estratégica hasta 1942, cuando, en plena segunda guerra mundial, Estados Unidos coristruyó una pista de aterrizaje, posteriormente transformada enbase aérea.

Con la posguerra, este diminuto territorio se convirtió en un importante centro de comunicaciones, con un millar de habitantes. En la Ascensión, Estados Unidos tiene una terminal para seguimiento de misiles de largo alcance, los servicios radiofónicos de la BBC disponen de un relé y la compañía telefónica británica la ha convertido en un nudo de cables.

Allí tiene su base también un centro de sigint (signal intelligence), operado por un equipo británico, para la localización de barcos a través de sus señales de radio.

La base aérea está bajo mando norteamericano, arrendada por el Gobierno británico que, por acuerdo especial, no ha sido hecho público. Londres tiene derecho a utilizar la mayor parte de sus instalaciones.

Ascensión es la última base de que dispone el Reino Unido entre Londres y las islas Malvinas, y la ha utilizado profusamente para transportar equipos y reavituallamientos, con sus aviones Hércules C-130. En el puerto de la capital, Georgetown, se han podido ver, según han manifestado los periódicos británicos, un gran número de buques y tropas.

Fue de esta isla de donde partieron los bombarderos Vulcan que el sábado pasado atacaron el aeródromo de Port Stanley, en la capital de las Malvínas. Sería desde aquí de donde despegarían estos mismos aviones, para, tras reaprovisionarse de carburante en vuelo, atacar las bases argentinas en el continente si fuese necesario. Es también el lugar desde el cual operan complejos aviones de reconocimiento Nimrod.

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Si la crisis de las Malvinas desemboca en algún tipo de solución diplomática -y a largo plazo no parece quedar otro remedio-, Londres podría decidir potenciar las recuperadas Georgias del Sur para su estrategia global. Informaciones no confirmadas afirman que cuando las fuerzas británicas desembarcaron en las islas llevaban consigo excavadoras y otros equipos para construir una pista de aterrizaje.

Si estos planes se confirman, Londres estaría pensando no sólo en una base para sus operaciones contra las fuerzas argentinas en esta fase de la crisis, sino también en proyectos a más largo plazo. Un trampolín en las Georgias del Sur permitiría controlar con mayor eficacia el "territorio británico de la Antártida".

Algunos analistas han señalado que las Georgias del Sur servirían también como base para cubrir las rutas de la navegación comercial y del petróleo si algún día se cerrara el canal de Panamá. Por todas estas razones se puede asegurar que, aunque Londres accediera a ceder las islas Malvinas, insistiría en conservar las Georgias.

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