Alarmante invalidez del ganado

Lo sucedido ayer en la plaza de Las Ventas es para echarse a temblar. A un paso del comienzo de la Feria Isidril, ha empezado el desfile de inválidos, y la casi inexistencia de la suerte de varas. En el sobrero de Moreno Pidal y en el segundo y cuarto de La Laguna, se simularon los puyazos y, aún así, los bichos quedaron renqueantes blandengues de patas y con tendencia a acostarse beatíficamente en cuanto el torero les mandaba un poco.Los ganaderos han dicho recientemente en público que esta temporada se van a caer mucho los toros, porque por la sequía del año pasado han comido poco. Por el tendido se hablaba de virus y algún malicioso hablaba de otras cosas. Sea lo que sea, toros se cayeron en las fallas de Velencia, toros se han caído en la feria de Sevilla y toros se han caído ayer en Las Ventas. A ver si alguien arregla esto, porque si no, se puede armar.

Con semejante género, ha sido imposible el lucimiento de los toreros. José Fuentes muleteó con suavidad al primero de la tarde para evitar que se cayera, pero por el agotamiento del toro no consiguió calentar a los tendidos, a pesar de que logró algún pase templado. Al final de la faena y con el toro totalmente apagado se embarulló y volvió a su fea costumbre de citar con el pico de la muleta. Como el cuarto embestía bien lo pasó suavemente a media altura pero en la faena abundaron los enganchones.

Gabriel de la Casa, ese torero de las faenas interminables, por alargar sus trasteos escuchó sendos avisos y forzó una vuelta al ruedo en el quinto, a pesar de las protestas de gran parte del público, después de la faena ratonera de la que aprovechó los viajes, no ligó ningún muletazo y dejó irse a tablas al toro. En su primero estuvo tan pesado como en el quinto y sólo cabe destacar de él unos lances muy toreros que dio a la salida de este segundo toro.

Roberto Rodríguez tuvo enfrente al toro más noble de la corrida que fue el sobrero de Moreno Pidal pero el toro se quedó totalmente sin fuerzas después del primer puyazo y se le quedaba muy corto en la faena. Por este defecto se estrellaron los buenos deseos del torero, que sólo lució en un precioso cambio de mano y en algún remate torero. En el sexto de la tarde, que fue el que dio peor juego, intentó y no pudo conseguir nada, ya que el toro no mandaba y, cuando lo hacía era con la cara muy alta y con tendencia al gazapeo.

La flojedad del ganado que se lidió ayer ha incitado en algunos momentos al público que estuvimos al borde del escándalo en algún momento. Inexplicablemente, el señor González, que presidía la corrida mantuvo en el ruedo toros visiblemente tullidos y si no ocurrió lo que a veces ocurre en Las Ventas con fuerte lanzamiento de almohadillas es porque el público todavía tiene mucha paciencia.