Moscú reacciona con cautela ante el apoyo norteamericano a Londres

El Kremlin ha acogido con aparente prudencia el agravamiento de la crisis en las Malvinas y el apoyo prestado por Washington, a Londres el pasado viernes. La agencia oficial Tass se ha limitado a ofrecer un par de escuetos despachos, sobre el asunto. Ayer, en Moscú -que era una ciudad paralizada por la fiesta del Primero de Mayo-, no se esperaba una toma de postura oficial de la URSS sobre estos acontecimientos. No obstante, observadores occidentales comentaban que las diferencias existentes entre Washington y Buenos Aires deben de haber sido el mejor regalo que los soviéticos pueden recibir esta primavera.En círculos occidentales de la capital soviética se comentaba que el Kremlin trata de marcar sus distancias respecto a la crisis angloargentina con el fin de que nadie pueda acusarle de intervenir en asuntos que le son ajenos y también con el hipotético propósito de evitar que este conflicto se termine convirtiendo en exótico escenario de una confrontación Este-Oeste. En cualquier caso -afirman al unos observadores occidentales-, la URSS puede obtener beneficios políticos y diplomáticos de este asunto sin que necesite para ello mover un solo dedo.

Los mismos medios creen ver cierto contento de parte soviética por el desarrollo de la crisis, que de seguir a este ritmo puede terminar perjudicando gravemente las relaciones de Estados Unidos con todos sus vecinos del Sur. Apoyando al Reino Unido, se podía leer ayer en la Prensa soviética, "Washington se ha desenmascarado" ante los países latinoamericanos.

Visto desde Moscú, el conflicto de las Malvinas ha logrado unir a una América Latina que se encontraba divididá por los problemas centroamericanos y por puntos de vista radicalmente opuestos sobre el régimen comunista cubano. La vuelta del embajador de Cuba a Buenos Aires -que se había ausentado desu puesto a raíz de que la Casa Rosada explicitara su apoyo a los militares salvadoreñoses ya todo un síntoma, En medio de tan complicada crisis habrá que vigilar atentamente si Argentina modifica su postura respecto a El Salvador y Nicaragua.

Entre tanto, en la capital soviética se niega oficiosamente el supuesto apoyo militar de la URSS a Argentina. Fuentes de la Embajada de este país en Moscú insisten en que el asunto se reduce a una campaña de desinformación lanzada por el Reino Unido con el fin de enfrentar a Buenos Aires con las potencias occidentales.

El latente apoyo de Moscú a Buenos Aires no es, sin embargo, un cheque en blanco. Las diferencias ideológicas y políticas entre Buenos Aires y Moscú siguen siendo insuperables. Pero la URSS no tardará en recoger los frutos.

A pesar de que los soviéticos se han mantenido al margen del conflicto anglo-argentino, ya han obtenido un beneficio: el enfrentamiento entre Buenos Aires y Washington. EE UU ha perdido así uno de sus más importantes apoyos en Latinoamérica. Eso no quiere decir que lo haya ganado la URSS, pero puede ser sólo cuestión de tiempo. La guerra de las Malvinas quizá llegue a modificar la situación política argentina, y el Kremlin -no hay dudas- debe ser consciente de ello.