Cavestany presenta una galería de retratos decimonónicos "pintados sin premeditación"
La exposición que hoy inaugura Enrique Cavestany en Local, Centro de Diseño, parte de una anterior realizada hace dos años en la Galería Taniarte, también en Madrid aunque con unas características bien diferentes. "Me gusta el paisaje urbano aunque mucho más las personas que lo conforman. De ahí que presente una galería de cincuenta retratos, muchos ellos sacados de esos seres anónimos que fui conociendo cuando me metía por los portales y las casas".
Cavestany confiesa que lo que más le interesa son sus amigos aunque a la hora de retratarlos los vea de una manera nada convencional. "Como no pinto con demasiada premeditación me van saliendo cosas que no puedo explicar. No sé por qué me interesa vestir a la gente de militar, de traje de gala, de esmoquin, de frac. Eso sí, con toda la perfección que me es posible porque me encanta el vestido antiguo, el detalle de aquellas modas recargadas, limpias y bonitas. Además me parecía gracioso sacar a la gente de su contexto. Yo estoy convencido de que todo el mundo se pasa la vida disfrazándose física y psicológicamente y crear generales decimonónicos es divertido aunque no estén en mi ánimo ni la burla ni el escarnio, simplemente es un deleite el que yo siento por los uniformes".Como a Cavestany le cuesta hablar de su propia pintura, él mismo se remite a Alberto Corazón, autor de la presentación del catálogo, quien dice de los retratos realizados a sus amigos que son "pinturas de su anterior / siguiente reencarnación". "Como soy un tío muy visceral pinto a mis conocidos como me gustaría verlos o como no me gustaría verlos. Además no tengo otra alternativa que pintar a mis semejantes. No sé hacer ni esquemas, ni ideas, ni nociones, ni quintaesencias. Pinto lo que veo y si transmite algo ya es labor de la gente el que se identifique o no".
Con lo que sí se identifica es con el sentimiento de la amistad. "Soy un hombre que necesito tener montones de amigos y son, precisamente ellos, los que me dan la oportunidad de exponer. Como no tengo ni galería ni marchante expongo donde mis amiguetes me dejan. Y el Local es un sueño para cualquier pintor porque es una sala inmensa con luz natural porque para algo es un centro de diseño".
Lo que sí tendrá luz natural porque estará al aire libre es el mural que piensa pintar en una de las medianías de la Plaza de Cascorro. "Por encargo de Alberto Corazón, he elaborado una maqueta que se reproducirá, pienso que para mayo, en una de las zonas cabecera de El Rastro. Son 36 figuras. Es decir un mogollón de gente entre las que me encuentro yo convertido en carnicero. Ahí también estarán mis amigos convertidos en secretarios de embajada, en elegantes decimonónicos, y en la base estará mi socio Manolo soportando todo aquello donde existe una acumulación de objetos, similar a lo que ves los fines de semana en El Rastro".
Manolo es su socio en La Mandrágora, un lugar peculiar de encuentros donde se puede ir a tomar vinos y presenciar una pantomima, juegos de magia o cantantes marginales pero, eso sí con mucho sabor castizo, porque Cavestany quiere "reivindicar ahora y siempre que soy madrileño por encima de todo".
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