La conquista de la libertad ha cambiado el panorama de la música, según Luis de Pablo
El compositor Luis de Pablo comenzó ayer a dar, en el Instituto Francés de Madrid, "una visión bastante personal de los problemas de la composición actual, tal como la veo; se trata de observar qué hemos conseguido, qué estamos haciendo, y todo esto dicho por quien a fin de cuentas se ha dedicado durante muchos años a componer". Esta confesión pública de sus ideas sobre la música actual la desarrollará De Pablo hasta el próximo viernes en el mismo local, en la calle Marqués de la Ensenada. En esta entrevista, el músico ofrece un adelanto de esa visión, centrada sobre todo en los avances que la música ha hecho gracias a la conquista de la libertad.
Pregunta. ¿Trata usted en este ciclo aspectos técnicos de la composición?
Respuesta. Un poco, pero se trata más bien de un planteamiento general, una especie de visión del sentido de la búsqueda. Y, después, lo que para mí es una de las bases del pensamiento creacional en lo que va de siglo: la gran libertad alcanzada por el arte y a lo que eso nos obliga. Libertad que no es un pretexto para hacer cualquier cosa, sino para preguntarse el sentido de lo que hacemos.
P. Y este enfoque de la creación musical, ¿se ciñe a lo que llamamos música occidental?
R. Voy a ser muy personal, y no por un deseo de protagonismo, sino porque, tal como lo he planteado, ni yo ni nadie hablaría sino de su propia experiencia y creo que, en este sentido, mi obra es una especie de aval, después de tantos años de componer. No es que yo me considere modelo de nada. Lo que ofrezco es mi experiencia a quien le pueda interesar. Podría haber intentado hacer un corte en vivo sobre la situación actual de la música en el mundo, y haber informado sobre ello, pero esa no ha sido mi pretensión esta vez.
Ejemplo del primer Stravinsky
P. Dentro de esa consecución de libertades para el creador musical a lo largo de nuestro siglo, ¿hay algunos hitos fundamentales?
R. Sí. Por ejemplo, y sin hablar de mis gustos personales uno de los momentos clave ha sido el primer Stravinsky. Otro el primer período de la Escuela de Viena y la última etapa de Schönberg, muy mal conocida, por cierto, entre nosotros. Otro hito fundamental: Varese. Algo esencial para la libertad: los movimientos concretista y electrónico, es decir, la posibilidad de hacer música con cualquier cosa. El descubrimiento de las músicas no occidentales en el contexto occidental. Debemos saber que la música ha sido muchas cosas impensables para todos nosotros en la vida.
Todo esto son hitos en la conquista de la libertad pero, repito, no son lo más importante desde el punto de vista composicional, ni son los que más me atraen como compositor. Un músico, por ejemplo, como Bartok, no añade gran cosa a la consecución de esa libertad, del espacio total sonoro, aunque añada muchas cosas desde otros puntos de vista por su manera de ordenar el universo sonoro. El dodecafonismo, el neoclasicismo de Stravinsky, Messiaen, el serialismo y otras escuelas preceptivas, desde el punto de vista de la libertad no añaden sino eso, preceptos, cómo hacer música. Y esos son los antípodas para la persona que se sitúa frente a la materia sonora en un estado de virginidad deliberada, diciendo: "Esto es nuevo y vamos a ver qué hacemos con ello". John Cage es una persona así. Nos ha añadido una inmensa cantidad de libertad.
Ahora bien, hay compositores que, a pesar de haber forjado grandes universos libres, no me atraen estéticamente. Pero eso son cuestiones de afinidad. En el siglo XX hay dos tipos de artistas. Los portadores de libertad, una libertad, a veces incómoda, y otros señores cuyo único fin es traer orden. Es rarísimo el compositor que aporta las dos cosas. Sólo Stravinsky y Schönberg traen, al mismo tiempo, libertad y orden a la música contemporánea.
P. Sin embargo, ni la libertad ni el orden conducen al humanismo en la música, Ese nuevo humanismo que parece informar las últimas obras de algunos compositores de nuestros días.
R. El término humanismo es terriblemente equívoco. Por humanismo se suele entender, por fortuna no siempre, una "facilitación del lenguaje".
Y a mí eso no deja de recordarme aquellas ediciones de partituras de obras maestras facilitadas, que consistían en quitar dificultades a los pianistas que no podían dar más de sí.
Babelia
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