Londres asegura controlar la 'zona de exclusión marítima' de 200 millas en torno a las islas del archipiélago austral
La marina británica "controla la zona de exclusión marítima" de doscientas millas alrededor de las islas Malvinas, que entró en vigor en la madrugada del lunes, según confirmó ayer el Ministerio de Defensa del Reino Unido en Londres. Con Alexander Haig en pleno esfuerzo de conciliación, no parece probable que los submarinos británicos hundan barcos argentinos, de los que, según fuentes británicas, no hay ninguno en la zona prohibida.
Argentina, en un delicado gesto, sin duda pedido por el secretario de Estado norteamericano, ha retirado sus buques a sus bases en el continente, y ayer, según fuentes británicas, sólo quedaban, a lo sumo, un destructor y una fragata cerca de las Malvinas, pero fuera de las doscientas millas de la zona de guerra, un área que también vigilan los británicos.Sin embargo, el Ministerio de Defensa británico volvió a insistir ayer en que sus fuerzas hundirán a los buques argentinos que penetren en la zona. En las cercanías de las Malvinas se encuentra el submarino atómico Superb, y, probablemente, dos o tres submarinos más a propulsión nuclear equipados con torpedos Tigerfish, de 1,5 toneladas de peso, que pueden alcanzar blancos situados a 60 kilómetros.
La orden de disparar partiría directamente de la primera ministra, Margaret Thatcher, que recibe constante información sobre la situación en el Atlántico Sur a través de los submarinos, satélites y otras fuentes de los servicios de inteligencia.
La primera ministra preside el Consejo de Crisis, que incluye a los titulares de las carteras de Defensa y Asuntos Exteriores y al líder de la Cámara de los Comunes. Con Alexander Haig entre Londres y Buenos Aires no es probable que la primera ministra diera una orden que llevaría al fracaso los esfuerzos diplomáticos.
"El destacamento naval británico", declaró ayer el Ministerio de Defensa, "prosigue su rumbo en pleno estado de alerta". El Gobierno ha requisado un nuevo crucero, el Uganda, que servirá como hospital. Otro crucero requisado, el Canberra, que zarpó el viernes con 2.000 soldados a bordo, es seguido de cerca, en aguas internacionales, por un buque espía soviético, con las consiguientes preocupaciones para las autoridades británicas.
Desde el portaviones Invincible, periodistas británicos informan que el ambiente inicial de triunfo ha dejado paso a una sensación de realismo y aprensión. Aunque no se han confirmado, las noticias de que los argentinos han minado la zona de las Malvinas ha producido desconcierto.
A pesar de que el popular diario The Sun díjera ayer que "No queremos la guerra, pero si no hay otro modo... Maggie ¡dales leña!", la opinión pública británica está empezando a cambiar.
Cambios de opinión
Si hace una semana, según una encuesta, 69 de cada cien británicos estaban dispuestos a sacrificar la vida de algunos de sus compatriotas para recuperar las Malvinas, ahora un 57% está en contra de tal eventualidad, de acuerdo con una encuesta de la televisión comercial, realizada después de que el Gobierno Thatcher anunciara el miércoles la delimitación de la zona de guerra.
Un 58% tampoco están dispuestos a que mueran habitantes de las islas, pero un 75% es partidario de un largo bloqueo y un 65% de hundir barcos argentinos.
Cada vez son más numerosos los comentaristas políticos británicos que se preguntan si Londres quíere realmente conservar las islas Malvinas, qlie ya no presentan para el Reino Unido ni intereses estratégicos ni intereses económicos.
La explotación del petróleo en la plataforma continental de estas islas no es posible hasta que se haya resuelto de modo definitivo la cuestión de su soberanía.
Con veinticinco buques de guerra rumbo a las islas Malvinas, además de los cuatro submarinos que probablemente se encuentran ya allí, la defeiisa británica en el Atlántico Norte se ha debilitado.
Pero ninguna de las unidades británicas asignadas a la OTAN en tiempo de paz (la fuerza permanente dél Atlántico, en la que el Reino Unido participa con cinco o nueve barcos, y la fuerza del Canal de la Nlancha, compuesta principalmente por dragaminas) forma parte ciel destacamento. Estas ultimas unidades sólo son asignadas a la OTAN en tiempo de tensión o de paz, y según declaró a este corresponsal una fuente atlántica en Northwood (Inglaterra), "la OTAN no está alarmada".
"Si se produjera una confrontación Este-Oeste", declaró esta iisma fuente, "unas pequeñas isis en el Atlántico Sur perderían ,guramente importancia".
En esta situación, el almirante rain, norteamericano y comandante en jefe de la OTAN en el Atlántico, habría, sin embargo, tolado algunas medidas, como el eforzar las patrullas norteamericanas en el norte del Atlántico, o acercarse a otros países aliados, como Francia, para que pudieran cubrir el vacío temporal dejado por el Reino Unido. Aunque es posible que los británicos puedan pedir a España que cubra parte del Atlántico, este no ha sido por el momento el caso, según esta misma fuente.
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