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El ministro de Asuntos Exteriores de la RFA discutirá en Estados Unidos las diferencias entre los dos países

El ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, el liberal Hans Dietrich Genscher, inicia hoy una visita de tres días a Estados Unidos, en un momento en que abundan las diferencias entre los aliados europeos y norteamericanos. Genscher se entrevistará con su colega Haig, el secretario de Defensa, Weinberger, y el presidente Reagan.

Las diferencias entre Bonn y Washington, aunque los políticos tratan de reducirlas a que "sólo existen en los periódicos", son evidentes: desde el negocio de la compra de gas soviético a la continuación de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), en Madrid, la postura de Bonn ante el régimen militar polaco y las sanciones contra la Unión Soviética, la lista de temas controvertidos es larga.En medios diplomáticos norteamericanos no se explican la postura de Bonn, "primero, con Carter, se quejaban de vacilaciones y línea política poco clara. Ahora, que hay Firmeza y claridad, tampoco están contentos". Los norteamericanos se lamentan de que Bonn quiere del Departamento de Estado un concepto global de la política, y no se dan cuenta de que hay que proceder de una forma más pragmática".

Condenados a entenderse

Genscher tratará de conseguir en Estados Unidos informaciones claras sobre las consecuencias de la situación en Polonia para la política de distensión, posibilidad de salvar el proceso de la CSCE, cuándo se pondrán en marcha las negociaciones sobre limitación de armas nucleares estratégicas (SALT) y una valoración sobre la marcha de las negociaciones de Ginebra, informa el diario de Bonn General Anzeiger, considerado como "ventrílocuo del Ministerio de Asuntos Exteriores".

La RFA y Estados Unidos están condenados a entenderse, por encima de las diferencias coyunturales; pero la desconfianza mutua es muy grande. En amplios sectores de la sociedad alemana, la creencia de que la RFA puede convertirse en una pieza de la estrategia de la tensión entre Washington y Moscú, en la que los alemanes llevarían la peor parte. Los norteamericanos tampoco se fían mucho de su principal aliado europeo, al que acusan de actitud apaciguadora ante la Unión Soviética.

Genscher se ha entrevistado nada menos que diez veces en el último año con su colega norteamericano Haig, lo que no ha bastado para hacer desaparecer los recelos existentes. Aunque a nivel personal los dos ministros puedan llegar a un entendimiento, existen elementos suficientes en la política norteamericana y de la RFA capaces de profundizar las diferencias. Las recientes asambleas del Partido Liberal contra la política de Genscher no ayudan especialmente a las conversaciones del ministro de la RFA en Washington.

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