Giséle Freund: "El retrato debe perseguir la expresión de lo humano"
"No puedo fotografiar a nadie sin conocerlo previamente. Necesito familiarizarme con su aspecto, con sus características físicas y psíquicas". De acuerdo con estas condiciones personales, Giséle Freund, una de las más expertas retratistas de la historia de la fotografía, tuvo que hablar y pasear con el presidente de Francia, François Mitterrand, varias veces, antes de de hacerle recientemente la "foto de Estado" que figura en todos los centros oficiales franceses. Según Giséle Freund, que asiste estos días en Madrid a las Primeras Jornadas de Fotografía Profesional, el fotógrafo debe perseguir, ante todo, la expresión de lo humano.A sus setenta años, Gisele Freund, que ha retratado a escritores como Joyce, Gide, Malraux, Virginia Woolf, Ortega y Gasset, Borges y José Bergamín, entre otros, todavía continúa dedicada a la fotografía y una prueba de ello es su presencia por primera vez en Madrid, donde ha hablado del tema Creación fotográfica y cultura visual en la sociedad de hoy.
El género preferido de Giséle Freund, alemana, refugiada en Francia desde los años previos a la segunda guerra mundial cuando el fascismo estaba en pleno auge, es el del retrato: "La foto se puede constituir en un elemento de conocimiento de la realidad, y puede ser, a la vez, documento, testimonio o reflejo de la realidad social, pero en su origen una foto debe decirnos algo, incidir en nuestras fibras más sensibles".
La autora de libros como La fotografía como documento social (Gustavo Gili, Barcelona, 1974) y otros muchos anteriores no traducidos al español, explica que se dedicó con mayor interés al retrato "por placer". "Me ganaba la vida con los reportajes para la agencia Magnum y por eso los retratos estaban fuera de este circuito. Nunca retoqué los retratos, por lo que tampoco los comercialicé. Comencé a exponer este tipo de fotografías en 1968 porque me lo pidieron un grupo de amigos y, con gran sorpresa por mi parte, descubrí que la gente se interesaba por ellos".
Ahora, Giséle Freund, que comenzó su verdadera carrera profesional con Robert Capa en la agencia Magnum de París, y que ha retratado a generaciones de escritores franceses de la categoría de Paul Valèry, André Gide, Paul Claudel, François Mauriac, Montherlant, Malraux, Sartre y Camus y a literatos españoles y latinoamericanos como Ortega y Gasset (a quien hizo en 1939 una fotografía única en color), Rafael Alberti, José Bergamín Y Borges, piensa continuar con el retrato.
Cuando tenía veinte años Giséle Freund se "escapó" a Francia con los primeros negativos sobre manifestaciones y conflictos sociales en Alemania, camuflados entre su vestimenta. "Estaba estudiando entonces sociología y arte y ya era imposible soportar la situación creada por el nazismo. Mis fotos eran de simple aficionada pero en París me dediqué a la fotografía informativa para poder vivir y continuar mis estudios hasta que me doctoré en la Sorbona".
En París Giséle Freund trabajó con Robert Capa durante siete años. "De Bob aprendí fundamentalmente a hacer reportajes universales, con validez para todos los países donde pudieran publicarse a través de la agencia Magnum". El final de los años cuarenta, pero sobre todo la década de los cincuenta a los sesenta, constituyó la "edad de oro" del gran reportaje fotográfico y Giséle Freund publicó repetidamente en las "páginas nobles" de revistas históricas como Life. "En aquel tiempo todo el mundo quería ser reportero porque era quien se codeaba con los grandes personajes e incluso vivía como las grandes estrellas".
Giséle Freund visitó después durante mucho tiempo en Latino-américa, especialmente en México, pero conserva un fuerte recuerdo de su experiencia argentina cuando consiguió un álbum de Eva Perón y de lo que se podía reflejar entonces en aquellas fotografías sobre la situación de aquel país.
Babelia
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