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ECOLOGIA

La Administración admite ser tolerante con las industrias que contaminan

«Me parece bien que se sea tolerante con las industrias contaminantes, porque no por más amenazar vamos a avanzar más», afirmó ayer en Madrid la directora general del Medio Ambiente, María Teresa Estevan, en el transcurso de un coloquio sobre el medio ambiente en España, organizado por la Fundación para el Progreso y la Democracia. María Teresa Estevan reconoció que la legislación vigente de protección del entorno no se cumple, pero que se está elaborando una ley básica que creará el marco legal necesario para conseguir llevar a la practica una política realista de defensa del medio.

Esta ley, de la que ya se han elaborado más de veinte borradores en los últimos tres años, sin que ninguno haya conseguido el visto bueno de los sectores empresariales, que los consideraron demasiado radicales, ni de los ecologistas, que los consideraron demasiado moderados, será presentada al Gobierno el próximo mes de marzo, y en ella se prevé que la Comisión Interministerial del Medio Ambiente (CIMA) asuma el control de los presupuestos de los 34 organismos que la integran, y que al pertenecer a distintos ministerios nunca han aprovechado sus recursos eficazmente.Frente a estos intentos de conseguir la unidad de gestión en los temas medioambientales, María Teresa Estevan señaló el grave problema que se está creando en este campo con las transferencias de competencias a los entes autonómicos, ya que en ellos, y citó en concreto a Cataluña y el País Vasco, se están dispersando en múltiples consejerías estos temas, sin que se observe un interés real por darles la importancia debida.

En el coloquio, que fue moderado por Daniel de Linos, miembro de la Fundación y presidente del Centro Internacional de Formación en Ciencias Ambientales, participaron también como ponentes José Mateo, subdirector del Icona; Francisco de Borja Cardelús y el profesor Fernando González Bernáldez, catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, que calificó las intervenciones de los representantes de la Administración en el coloquio de decorativas y de poco cercanas a la realidad.

Bernáldez denunció una larga serie de problemas acuciantes del medio urbano y natural, como son los proyectos de urbanización de las Dunas de Corralejo, en Canarias; las urbanizaciones de Sierra Nevada, las de Gredos, las de Cazorla, las presiones sobre el monte de El Pardo, las innumerables urbanizaciones ilegales, la amenaza de extinción que pesa sobre veintitrés especies de vertebrados de la fauna ibérica, el expolio de la fauna marina, la tala masiva de encinares y otros bosques autóctonos, y responsabilizó de esta situación a determinados grupos de presión económica y al corporativismo que reina en los principales departamentos de la Administración encargados de estos temas.

Por su parte, el subdirector del Icona, José Mateo, centró su exposición en la necesidad de repoblar cinco millones y medio de hectáreas que se encuentran desarboladas en España y señaló que actualmente la política del leona está inspirada en la estrategia mundial para la conservación de la naturaleza, elaborada por diversos organismos internacionales y asumida por el Gobierno español hace ahora dos años.

En el coloquio también intervino Borja Cardelús, ex presidente del Patronato del Parque Nacional de Doñana, quien señaló que hasta la década de los setenta la legislación española fue antiecológica y, con ello, antieconómica a largo plazo. "La legislación posterior a esa fecha", afirmó, "intenta corregir esa óptica, incorporando criterios ecológicos, pero sólo a nivel figurativo, ya que nunca, exceptuando la ley de Doñana, se ha hecho cumplir una norma jurídica medioambiental".

Algunos de los asistentes al coloquio criticaron fuertemente la política de repoblación forestal del lcona, a la que calificaron del mayor desastre ecológico ocurrido en España en los últimos tiempos. A estos ataques, el subdirector general del leona, José Mateo, manifestó que la repoblación se había efectuado a base de pinos y eucaliptos porque el grado de erosión del suelo español ya no permite repoblar con la vegetación original, formada principalmente por encinas y robles.

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