Dos años de prisión para seis policías, autores de la muerte de un joven en Tenerife
La sala de lo penal de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a dos años de prisión menor a cuatro miembros del Cuerpo Superior de Policía y dos policías nacionales, acusados de la muerte del joven Bartolomé García Lorenzo, en septiembre de 1976, al ser confundido con Angel Cabrera Batista, el Rubio, secuestrador del industrial tabaquero desaparecido Eufemiano Fuentes. Los seis policías, Juan José Merino, José Antonio del Arco, José María Vicente Toribio, Angel Dámaso Estrada, Juan Gregorio Valentín y Miguel Guillermo López, deberán pagar a los familiares de la víctima, según la sentencia, una indemnización de cuatro millones de pesetas.El juicio se había celebrado la semana pasada a lo largo de dos sesiones, que duraron cerca de diez horas. La pena solicitada entonces por el fiscal coincide con la sentencia en el número de años de prisión, pero era menor en la cuantía de la indemnización, exactamente la mitad de la aplicada. Por su parte, la acusación particular, integrada por los letrados Antonio Daroca y Manuel Morón, del Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife, en representación de la asociación de vecinos de la barriada de Somosierra, donde ocurrieron los hechos, y de los familiares de la víctima, había solicitado una pena de doce años de prisión menor para cada uno de los inculpados por el delito de homicidio u otra alternativa, de cuatro años y dos meses de prisión por el de imprudencia temeraria con resultado de muerte, y por uno u otro delito, una indemnización de seis millones de pesetas.
Durante el desarrollo de la vista, dicha acusación particular había aumentado su solicitud de pena, que era inicialmente de cuatro años de prisión menor.
El desgraciado caso se había producido cuando la policía llevaba a cabo una operación de captura de el Rubio y, al creeer haber dado con su escondite, tocó en la puerta de una vivienda de la citada barriada, en la capital de la isla. El susto que se llevó García Lorenzo al verse apuntado con un arma le hizo cerrar bruscamente la puerta. Según el informe Fiscal, dicho movimiento provocó que a un policía se le cayera el arma, disparándosele. El resto de los agentes interpretaron, según han señalado durante el juicio, que los disparos procedían del interior de la casa y decidieron abrir fuego.
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