El duque de Alba ofrece en Salamanca una 'lectura para la paz de Antonio Machado'
El decimoséptimo duque de Alba, padre de la actual duquesa Cayetana tributó un homenaje público a Antonio Machado en 1952, una época en que el voceado Manuel" pudo solapar al "silenciado Antonio" con la colocación de un azulejo conmemorativo de su nacimiento en el Patio de las Dueñas de Sevilla. Según Jesús Aguirre y Ortíz de Zárate, duque de Alba en el momento presente, en los años de la manipulación del silencio a que fue sometido Machado -que precedió a la manipulación del grito- sólo Dionisio Ridruejo de forma reconocida y su suegro el duque adoptaron posturas excepcionales a favor de la obra de Antonio.Jesús Aguirre participó con una conferencia titulada Lecturas para la paz de Antonio Machado en el ciclo sobre Cuatro poetas españoles que se celebra durante estes días en Salamanca organizado por la Caja de Ahorros. Ricardo Gullón, Eugenio de Biistos y Víctor García de la Concha completan el grupo de estudiosos que participan en el cielo. Sus intervenciones están referidas a Mis encuentros con Juan Ramón, Revisión de la poética de Unamuno y Claves para la lectura de Federico García Lorca.
El duque de Alba se refirió en el transcurso de su conferencia a Antonio Machado como un hombre que busca la paz y la conciliación y se adhirió a la opinión de Ricardo Gullón que había afirmado que Españoles de tres mundos de Juan Ramón y Juan de Mairena de Machado son los dos mejores libros de prosa del siglo XX. Asimismo dijo que "entre la prosa y la poesía de Machado existe la misma relación que entre la primera y la segunda parte de El Quijote. "En éste la verdad de la primera parte se hace cristal irrepetible, difícilmente asible, aunque comprensible". Por ello aseguró que no es justa la sobreestimación de la poesía machadiana comparada con su prosa.
Tras repasar las claves para la comprensión de Juan de Mairena y realizar una relectura "aunque no interpretación" del libro afirmó que para Antonio Machado la literatura era un estilo de vida, un instrumento de conocimiento. "La duda machadiana", añadió, "está encarnada en el pensami ento, en la superación de la heterogeneidad del ser por la complementariedad del yo". Jesús Aguirre finalizó explicando que el padre de su esposa había tomado tras la guerra tres decisiones: reconstruir con su cuenta y razón el palacio de Liria, escribir a petición de su hija sus memorias, que se conservan inéditas por respeto a la proximidad de los años y a las personas citadas que aún viven, y conmemorar el centenario del nacimiento del célebre profesor de Soria.
Por su parte, Ricardo Gullón, colaborador del actual duque en su formación de adolescencia y en la editorial Taurus, que dirigió durante años, recordó que su primer encuentro con Juan Ramón Jiménez fue en 1932 y "a distancia". El poeta fue el único escritor que respondió a la llamada de los autores de Boletín último para suscribirse a la revista.
El primer mensaje directo de Juan Ramón a Ricardo Gullón llegó en 1948 con un poema y con su agradecimiento por un comentario sobre La estación total que el ahora catedrático había realizado cuando llegaron los primeros libros del autor en el exilio.
Ricardo Gullón, fiscal depurado tras la guerra civil, se dedicó después de su salida de España a trabajar en lo que fue afición en su época estudiantil: la literatura. Recorrió varias universidades americanas hasta que en 1953, como resultado de sus encuentros epistolares con Juan Ramón y del estímulo de Francisco Ayala, llegó a San Juan. Sus conversaciones con aquel se resumen en la obra Encuentros con Juan Ramón.
Una crisis del poeta de Moguer obligó a su esposa Zenobia a ocuparse de su correspondencia a partir de entonces pero ella murió en octubre de 1956 dos días después de serle concedido el Nobel.
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