Checo integrado
Gigantes de plata.
Dirección: Ivaiz Passer. Guión: Peter Strone sobre una novela de Paul Erdman.
Producción de Arlene Sellers y Alex Winitsky. Intérpretes: Michael Caine, Sybill Shepherd, Louis Jourdan. Comedia.
Locales de estreno: Luchana 1 y Richmond.
Ivan Passer se hizo famoso en 1966 con Iluminación íntima, película que no llegó a estrenarse comercialmente en España, pero que se exhibió con gran éxito en los circuitos de cine-clubes. Suponía aquella película una nueva demostración de la riqueza imaginativa de los cineastas checos que, estimulados por la libertad que en aquellos años conocía su país, transformaron su cinematografía en una de las vivas y sugestivas de Europa. Se trataba, claro está, de una comedia. Tanto Ivan Passer como Milos Forman descubrieron una nueva forma de relatar la vida cotidiana; con la menor manipulación posible, ofrecían datos cómicos más penetrantes que los inventados por cualquier guionista.
El esplendor de aquellos años dio paso, sin embargo, a una nueva etapa oscura. Ivan Passer, como Milos Forman, abandonó el país. Refugiado en Estados Unidos no ha alcanzado el éxito de su, compatriota, aunque colaborara con él en la realización de Taking off.
Gigantes de plata es uno de los títulos que Passer ha realizado con capital estadounidense. Ya no tiene ocasión, pues, de investigar en las formas de expresión que descubrió en su país; en su lugar, se ve obligado a respetar las estructuras dramáticas de un guión férreo.
Ivan Passer sale victorioso del reto, pero hace una película impersonal. Podría creerse que la ironía que ofrece Gigantes de plata sobre el corrompido mecanismo que las altas finanzas han establecido para aumentar sus ingresos, sería más aguda en manos de este checo exiliado.
Hay que olvidar su origen. Gigantes de plata no es una obra de autor sino una comedia más, ingeniosa y, corrosiva a veces, pero sin la impronta de un creador, olvidado Passer, sin las exigencias que su nombre propone. Estamos ante una película bien realizada que la inteligencia de los actores sabe subir de tono. El enredo financiero que relata no es la crónica exhaustiva de cómo funciona el mundo del dinero pero sí una aproximación irónica que la imaginación de cada espectador debe aumentar a sus auténticos grados.
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