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Francia autoriza al Polisario a abrir una oficina en París

La apertura de una oficina del Frente Polisario en París, anunciada ayer en la capital francesa por el representante de la organización saharaui para Europa, Fadel Ismail, cuando aún no ha concluido la parte privada de la visita del rey Hassan II de Marruecos a Francia, viene a confirmar que entre los dos países subsisten diferencias importantes.Desde el punto de vista francés, este gesto hacia la organización saharaui es coherente con las promesas, e inclinaciones de los socialistas franceses, hoy en el poder. Será, difícil, sin embargo, que el Polisario logre uno de los objetivos que parece proponerse: la suspensión de la ayuda militar francesa a Marruecos.

Aunque en este aspecto ya surgieron algunas dificultades entre París y Rabat, éstas proceden de la anterior Administración francesa y conciernen sobre todo a los retrasos marroquíes en el pago de los suministros militares recibidos.

El Ejército marroquí, equipado en un 75% con armamento de procedencía gala, no podría soportar un embargo militar francés, que por ahora está totalmente descartado.

La apertura de la oficina del Polisario en París sugiere, sin embargo, que, en contra de los comentarios entusiasmados de la Prensa marroquí que ayer afirmaba que "la popularidad del rey Hassan II en Francia no ha disminuido", algo cambia efectivamente.

El movimiento saharaui promarroquí Aosario anunció, por s u parte, en Rabat su intención de abrir también una oficina en la capital francesa para contrarrestar la propaganda difundida por "los mercenarios a Argel".

El trastoque radical de alianzas estratégicas que el monarca alauita está decidido a poner en marcha, y que debe confirmarse los próximos días 11 y 12 con la visita a Marruecos del secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, no deja de ser un factor importante en la actitud francesa.

Por otra parte, las diferentes posiciones adoptadas por Rabat, ya sea sobre Afganistán y Polonia, o más recientemente urgiendo a la URSS a poner en práctica el "contrato del siglo" firmado con Marruecos, en 1978, para la explotación del fosfato de Meskala -unos 10.000 millones de dólares en total- han querido servir de advertencia a los rusos, a los cuales los marroquíes parecen decir: "Poned en práctica los convenios firmados con nosotros o dejad el campo libre a otros".

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