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Celebración de la Pascua Militar

Oliart recuerda la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder político

El ministro de Defensa, Alberto Oliart, en su discurso ante el Rey y las representaciones militares con motivo de la Pascua, renovó la lealtad y subordinación de los Ejércitos a su jefe supremo. El ministro enumeró los logros políticos del Gobierno, expresó su confianza en la justicia castrense, «que tiene una noble y delicada tarea»; desarrolló una labor de pedagogía en torno a las relaciones entre las Fuerzas Armadas y el poder político; exaltó la necesaria disciplina, jerarquía y unión, y denunció las insidias y los halagos de la ultraderecha, que pretenden subvertir esos valores.

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El titular de Defensa se refirió también a las consecuencias modernizadoras de la entrada en la OTAN, y el cambio de despliegue del Ejército de Tierra.Alberto Oliart comenzó con un recuerdo histórico del sentido de una celebración castrense impregnada de homenaje a sus mayores y superiores. Explicó que los sentimientos de lealtad y subordinación de los Ejércitos a su Rey son la expresión de su respeto, admiración y agradecimiento, y dijo que don Juan Carlos I, en momentos difíciles e importantes, por su serenidad, prudencia y valor, había sabido ganarse el respeto, la confianza y el cariño de todos los españoles.

Al referir los aciertos políticos del Gobierno -pacto económico-social, acuerdo autonómico, mejora de los índices de seguridad ciudadana y descenso del terrorismo y adhesión a la OTAN-, lo hizo para poner de manifiesto «cómo se pueden ir resolviendo problemas complejos y difíciles, dentro del juego normal de las instituciones democráticas y constitucionales ».

Expuso después las relaciones entre las Fuerzas Armadas y el poder político. Por debajo de la misión del Rey -árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones, a quien corresponde el mando supremo de los Ejércitos-, precisó la significación del mando sobre las Fuerzas Armadas, que corresponde en nuestro sistema al Gobierno, máximo responsable de las administraciones civil y militar, y de la defensa del Estado. Para el ejercicio de sus funciones, el Gobierno está asistido por la Junta de Defensa Nacional, que hasta ahora nunca ha sido convocada, y por la Junta de Jefes de Estado Mayor.

Distinguió después del mando sobre las Fuerzas Armadas el mando en las Fuerzas Armaáas, que lo ejerce la cadena natural de mando, cuyo primer eslabón en cada uno de los Ejércitos es su respectivo Jefe de Estado Mayor, bajo la autoridad del ministro de Defensa. Si esta distinción se entiende y aplica correctamente, «ni habrá inoportunas intromisiones políticas en lo estrictamente profesional, ni intromisiones profesionales en el orden político», dijo el ministro.

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El titular de Defensa habló del cambio «propiciado y querido por nuestro pueblo, que ha sido posible en paz y sin más quebrantos que los del terrorismo, compartidos con los restantes países occidentales porque vivimos una monarquía parlamentaria y democrática». En cuanto a la disciplina, señaló que lo importante para juzgar de la misma no son las faltas, sino la forma en que se las afronta y se las supera.

Denunció las insidias, que ocultándose algunas veces en el anonimato y la falacia, pretenden alterar la disciplina, y declaró que «tan malintencionados son los que atacan directamente a las Fuerzas Armadas como los que tratan de instrumentalizarlas con señuelos de halago». Rechazó la contraposición que se ha intentado sobre dos valores clave: «disciplina y honor, al que todo militar sirve, nunca se pueden contraponer, porque los une siempre el sentido del cumplimiento del deber».

Relaciones entre colectividad militar y sociedad civil

Analizó el ministro las relaciones entre la colectividad militar y la sociedad civil. Definió las Fuerzas Armadas como parte del pueblo en armas, jerarquizada y disciplinada, que tiene razón de ser en la defensa de su pueblo, soporte humano de la Patria, como el territorio es su soporte físico. Dijo que acontecimientos recientes habían podido suscitar atención, no siempre serena y ecuánime, a veces no bien intencionadas, sobre problemas de la colectividad militar y que ésta se había sentido hostigada y profundamente molesta, cuando no herida.Pidió, en línea con las conclusiones de los recientes encuentros entre profesionales de lag armas y de la Prensa, un esfuerzo a la colectividad militar para que se habitúe y encaje los mayores grados de libertad de expresión garantizados a los medios informativos por la Constitución, y a estos últimos que traten con honestidad, mesura y ecuanimidad los temas militares.

El ministro indicó asimismo que era necesario potenciar continuamente la eficacia operativa de los Ejércitos, para lo cual, dijo, «tenemos unos planes de modernización, de puesta al día de nuestros sistemas de armas y de nuestra organización militar, que se llevarán adelante con los reajustes que en cada momento exija la situación». Con respecto al tema del ingreso de España en la OTAN, Oliart señaló que la previsible y próxima adhesión al Tratado de la Alianza Atlántica era un acontecimiento histórico para la política exterior y de defensa española», y precisó que en un futuro próximo «lo será también para la organización y preparación de las Fuerzas Armadas».

«Necesitamos», siguió, «tener amigos y aliados en el mundo actual, pero serán más firmes los amigos y más seguras las alianzas cuanto más eficaces y poderosas sean nuestras Fuerzas Armadas». Añadió en este contexto que «estas decisiones de política interior y exterior significan algo más, significan algo que bajo la Monarquía parlamentaria que vos simbolizáis y encarnáis, España completa su desarrollo social y político y se sitúa en el lugar que le corresponde entre los países occidentales más avanzados».

Concluyó manifestando su interés por evitar el aislamiento del profesional militar y por potenciar la eficacia operativa de los Ejércitos y la mayor capacitación a todos sus componentes, acorde con las nuevas concepciones que impone la integración en la OTAN. La mención más importante fue la que hizo al cambio en el despliegue del Ejército de Tierra.

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