La entrevista Reagan-Schmidt acabó sin acuerdo sobre la reacción occidental a la crisis polaca
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, y el canciller alemán, Helmut Schmidt, coincidieron en la necesidad de aplicar presiones para que se levante la ley marcial en Polonia, se libere a los trabajadores detenidos y se entable un diálogo Gobierno-Iglesia-sindicatos. Pero el líder germano no dio ninguna indicación de que esté dispuesto a sumarse a las sanciones impuestas a la Unión Soviética por la Casa Blanca.
Bien al contrario, Schmidt se quejó, en un desayuno de trabajo con miembros el Comité de Relaciones Exteriores del. Senado, de que el presidente Reagan no informara con antelación a los integrantes de la Alianza Atlántica de su decisión de emprender acciones contra el Kremlin, y rememoró con nostalgia los tiempos de John Kennedy y la crisis de los misiles, "cuando los aliados estuvieron siempre al tanto de la actitud de Washington".
Reunión de ministros de la Conferencia de Madrid
Un comunicado conjunto hecho público anoche señalaba que "los aliados occidentales van a mantener consultas positivas con el fin de adoptar decisiones que sirvan a los intereses comunes". Ambos líderes se pusieron de acuerdo en proponer una reunión de ministros de Asuntos Exteriores dentro del marco de la Conferencia de Madrid para censurar la violación del Acta de Helsinki por la Unión Soviética y Polonia.El comunicado conjunto norteamericano alemán reitera que cualquier intervención militar en Polonia tendría gravísimas consecuencias para las relaciones internacionales", señala que "el presidente Reagan y el canciller Schmidt coincidieron en su análisis de la crisis polaca" y concluye que la represión en ese país es "una violación del Acta de Helsinki, la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos".
En una conferencia de Prensa, el canciller alemán aseguró que el presidente Reagan le ha prometido que no va a imponer ningún embargo de grano a la Unión Soviética y comentó que ello redundaría en contra de la propia credibilidad de su Administración, que levantó el decretado por su predecesor, Jimmy Carter". "Reagan y yo hemos coincidido en que Occidente no tiene grandes armas económicas contra Moscú, excepto la del embargo cerealero", manifestó Schmidt.
"No creo que las sanciones impuestas por Reagan hayan sido contraproducentes, Su propósito era dar una señal política, no destruir la economía soviética", declaró el canciller de Alemania Occidental en dicha conferencia de Prensa.
Reagan se refirió al "compromiso de Estados Unidos y Alemania Occidental hacia la Alianza Atlántica, organismo que ha hecho posible la paz en Europa."
Mientras Reagan ySchmidt estaban reunidos en la Casa Blanca, un centenar de inmigrantes polaco-norteamericanos se manifestaron a sus puertas con banderas de Solidaridad y de Polonia y pancartas en que agradecían al presidente norteamericano la imposición de sanciones a Moscú y pedían al canciller alemán que se uniera a ellas: "Schmidt, despiértate", gritaban.
Una vez terminada la entrevista, un alto funcionario del Departamento de Estado comentó que «Estados Unidos está muy satisfecho por los resultados del encuentro entre ambos líderes", e informó que en la entrevista "se ha tocado en profundidad la cuestión de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa". Algunos miembros de la Administración Reagan piden que Washington se retire de ella, en protexta por la violación del Acta de Helsinki que, según ellos, supone la crisis polaca.
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