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Moscú, pendiente de la reacción europea ante las sanciones de Reagan

El Kremlin tiene fijada su atención en Bruselas, donde el lunes se reunirán los ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Económica Europea (CEE) para, entre otras cosas, ofrecer sus puntos de vista sobre las sanciones adoptadas por Washington contra la URSS a raíz de la instauración del estado de emergencia en Polonia.Mientras tanto, la Prensa soviética extrema su prudencia. El duro ataque lanzado por el presidente francés, François Mitterrand, contra la definición de las zonas de influencia en Europa, salidas de los acuerdos de Yalta, no ha recibido aún una respuesta directa de la URSS. Tan sólo ayer, el diario Pravda -que ha respetado a la Administración socialista gala con el mismo celo que lo hiciera durante la era Giscard- ironizaba sobre el problema del paro en Francia y mostraba su extrañeza por el hecho de que la televisión dedicara casi íntegramente uno de sus telediarios al tema polaco.

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Los observadores occidentales en la capital soviética coinciden en señalar que el boicoteo tecnológico americano contra la URSS no tendrá ninguna repercusión siempre que no sea seguido por Japón y, sobre todo, por Europa occidental. De ahí la importancia de la reunión que celebrarán el próximo lunes en Bruselas los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE. A falta, previsiblemente, de una decisión común, en medios diplomáticos de Moscú se daba por seguro que, en cualquier caso, la República Federal de Alemania -principal proveedor y cliente de la URSS en Europa occidental- proseguirá su cooperación económica con la Unión Soviética.

Las sanciones estadounidenses -se afirma también en círculos occidentales de Moscú- no afectarán a la construcción y puesta en marcha del gasoducto que comunicará Siberia con Europa occidental. Este proyecto había recibido fuertes críticas de la Casa Blanca desde que Reagan llegó al poder. Según fuentes económicas occidentales, el material afectado por el embargo -maquinaria para la instalación de tubos y licencias tecnológicas- podría ser fácilmente sustituido sin tan siquiera demorar los plazos fijados en el proyecto.

Curándose en salud ante un hipotético agravamiento de la situación, la edición de Pravda de ayer afirmaba -a través de una crónica de su corresponsal en Nueva York- que Estados Unidos trata de hacer imposible la normalización en Polonia, presionando además a Europa para que sostenga su boicoteo tecnológico. Según Pravda, Washington dictaría nuevas sanciones en el caso de que la CEE no secunde las puestas en vigor el pasado 30 de diciembre.

Además -y siempre según la versión ofrecida por el principal diario moscovita- Estados Unidos podría llegar a interrumpir las conversaciones de Ginebra sobre armas euroestratégicas con el fin de hacer presión sobre la parte occidental del viejo continente.

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El corresponsal de Pravda en Nueva York mantiene que Washington está convencido de que sus sanciones contra la URSS no serán seguidas por la CEE, pero que, en cualquier caso, la Casa Blanca tiene prevista una escalada en sus represalias.

Entretanto, la agencia oficial Tass citaba ayer al órgano del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista), Trybuna Ludu, afirmando que Polonia no volverá a la anárquica situación anterior. Trybuna Ludu sugería también que el estado de emergencia seguirá vigente hasta que la junta militar logre hacerse por completo con el sindicato independiente Solidaridad. La cita de Trybuna Ludu hecha por Tass viene a suponer -a juicio de los observadores- un respaldo del Kremlin a la junta militar polaca para que ésta convierta en irreversible la situación creada a raíz del golpe de timón del general Jaruzelski.

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