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La crisis polaca

Los polacos verán reducidas de nuevo sus raciones de carne y mantequilla a partir de primeros de año

A partir del uno de enero, los polacos verán nuevamente reducidas sus raciones de carne y mantequilla, a excepción de los mineros y trabajadores manuales, según informó ayer la televisión de Varsovia. La noticia fue el contrapunto al abandono por los mineros de Piast de su encierro en la mina, tras 15 días de resistencia contra el golpe militar del general Wojciech Jaruzelski.

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Desde el 12 de enero de 1982, las raciones de carne serán reducidas en un 29% - cada polaco podrá comprar dos kilos y medio al mes- y no se ha especificado en qué proporción lo será la mantequilla. Las autoridades declaraban recientemente que habían llegado "grandes cantidades" de ambos productos procedentes de Ias naciones hermanas del Este".Los primeros veredictos pronunciados en Polonia en virtud del estado de sitio muestran la dureza con que el gobierno militar está dispuesto a castigar a los militantes de Solidaridad más directamente implicados en la organización de las huelgas que siguieron al golpe del pasado día 13. Radio Varsovia informó anoche de que un tribunal de Koszalin, en el norte del país, ha impuesto penas de tres años y medio y tres años de cárcel, inapelables, a cuatro sindicalistas que organizaron la huelga en una fábrica de productos electrónicos.

Otros muchos militantes del sindicato independiente deberán comparecer en los próximos días ante tribunales de urgencia u ordinarios, según los casos, para ser juzgados por sus actividades posteriores al decreto de ley marcial.

La emisora oficial polaca daba cuenta ayer de la reanudación del trabajo en el gran complejo siderúrgico de Katowice y en el minero de Ziemowit. Según la emisora, el trabajo se está reemprendiendo también con normalidad en numerosos astilleros de Gdansk y Gdnya, sede de algunos de los sectores más combativos de Solidaridad, aunque la falta de precisión de estas informaciones no permite hacerse una idea exacta de la amplitud de este movimiento.

La tendencia a la normalización relativa que sugieren estas informaciones se complementa con la noticia de que las autoridades polacas y la jerarquía eclesiástica han llegado a un acuerdo para la distribución de ayuda alimenticia a la población.

Un primer convoy de camiones con azúcar, controlado por la organización humanitaria Caritas, partirá hoy hacia Katowice. De Ginebra despegó ayer un avión con cuatro toneladas de medicamentos ofrecidos por la Cruz Roja Internacional. Una misión de este organismo viaja a Varsovia para coordinar con la Cruz Roja polaca la distribución de la ayuda.

La CEE, por su parte, continúa buscando seguridades de que las ocho mil toneladas de carne de buey que enviará a Polonia llegarán íntegramente a la población civil.

La crisis polaca y las reacciones que ha suscitado en los países socialistas de Europa occidental serán analizadas hoy en París en una reunión extraordinaria de la Internacional Socialista, a la que asistirá Felipe González. El Departamento de Estado norteamericano, por su parte, emitió anoche un comunicado en el que afirmaba que la situación en el país socialista no ha mejorado realmente y precisaba que no se tiene noticia de ningún movimiento "inhabitual" de tropas soviéticas. El portavoz, Dean Fischer, agregó que Washington no tiene indicios de que la represión haya disminuido.

Preguntado por la presencia en Polonia de soldados soviéticos en uniforme polaco, el funcionario estadounidense dijo que su Gobierno no está en condiciones de confirmar estas afirmaciones del general polaco León Dubicki, que se pasó a Occidente el último verano.

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