_
_
_
_
Pausa navideña en la crisis polaca

La resistencia se radicaliza en Polonia, pero no se extiende

La víspera de Nochebuena, la oposición activa polaca al golpe militar del general Wojciech Jaruzelski tendía a radicalizarse en los principales focos de resistencia, aunque no consigue extenderse, según informaciones recogidas a bordo del transbordador que enlaza los puertos sueco y polaco de Ystad y Swinopjscie. Ciudadanos polacos residentes en el extranjero y responsables de organizaciones humanitarias que transportan víveres a Polonia confirmaron ayer el endurecimiento de la resistencia en Silesia y algunos puertos del mar Báltico, al tiempo que señalaron el inicio de la represión contra la Iglesia católica.

Más información
Arrecian las declaraciones antijudías en el POUP

Sorprendentemente, la agencia de noticias soviética Tass confirmó el lunes y el martes la intransigencia de la resistencia en Silesia y algunos puertos.Fuentes oficiosas suecas apuntan la posibilidad de que el Kremlin empiece a desconfiar del general Jaruzelski, quien doce días después de promulgar el estado de emergencia sigue sin controlar el país. En el mismo sentido, algunas informaciones sin confirmar parecen indicar que la URSS se esfuerza por resucitar rápidamente al partido comunista polaco (POUP) y a su aparato de seguridad, que, según la BBC británica, relegaría al Ejército a funciones subalternas y en algunos casos habría tenido roces con las fuerzas armadas.

La celebración, ayer y el martes, de la primera reunión del buró político del POUP desde el golpe militar refuerza esta hipótesis. Un hombre de negocios de Francfort, de regreso de Gdansk, donde tiene numerosos familiares, explicó que el primer ministro JaruzeIski y el aparato del POUP discrepan sobre el papel que deberá desempeñar Solidaridad. Mientras los militares son partidarios de su mantenimiento como mera central sindical -expurgada de sus elementos extremistas (los ex militantes del grupo disidente KOR)-, el partido la quiere prohibir.

En el Báltico, la mayoría de los 15.000 trabajadores de los astilleros Warski, de Szczecin, distante 130 kilómetros del puerto en huelga de Swinoujscie, seguía ocupando ayer de madrugada su lugar de trabajo, a pesar de que el diario local Wiadomsci Szcecinskie titulara el martes, en primera página: "Paulatina vuelta a la normalidad en la región de Szczecin".

El rotativo publicaba también en portada un comunicado del director de los astilleros, en el que pedía a los trabajadores, por segunda vez en tres días, que renunciasen a la ocupación y acudiesen ayer a los locales administrativos de la empresa para obtener un nuevo "permiso de trabajo", cobrar la.paga de diciembre y recibir un carné de racionamiento alimenticio, con el que podrán adquirir comida.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La entrega de carnés de racionamiento alimenticio a cambio del cese de una acción de protesta es frecuentemente propuesta por las autoridades, según afirmaron varios polacos a bordo del transbordador Wawel. De ahí la importancia que reviste para la resistencia la donación a la Iglesia -y no a las autoridades- de la ayuda alimenticia internacional.

Ofensiva contra la Iglesia

La ofensiva desencadenada contra la Iglesia, principal institución de ayuda material y moral a las víctimas de la represión, fue, al parecer, intensificada a raíz de la difusión por fuentes religiosas de la cifra de doscientos muertos en enfrentamientos con la milicia al término de la primera semana de estado de emergencia.

Esta cifra, desmentida el lunes por el portavoz del Gobierno, que se ratificó en la de siete muertos, fue obtenida -en un país donde el teléfono y el télex fueron cortados hace once días- sumando los casos de muertes violentas comunicados por párrocos de distintas regiones que enviaron emisarios en tren hasta Varsovia. Como detalle anecdótico cabe señalar que la oración "Señor: bendice nuestra patria libre", ha sido sustituida durante la misa por "Señor: devuelve la libertad a nuestra patria".

El jueves pasado, por primera vez, la milicia penetró en las iglesias de Varsovia persiguiendo a estudiantes que se refugiaron en ellas tras intentar manifestarse por el centro de la capital. Desde entonces, los casos de malos tratos a fieles y párrocos -las parroquias se han convertido en el lugar privilegiado de reunión al que acude la gente para recopilar las detenciones y saqueos- han ido multiplicándose.

Se sabe, aunque nadie parece por ahora en condiciones de evaluar su número, que algunos curas acusados de complicidad con la resistencia sindical han sido trasladados a campos de detención, donde las pésimas condiciones higiénicas y la ola de frío que padece el país -las temperaturas, anormalmente bajas, oscilan entre cinco grados y veinte grados bajo cero- provocan enfermedades.

Miembros de organizaciones humanitarias que tuvieron la oportunidad de entrar en contacto con responsables sanitarios polacos para informarse sobre sus necesidades médicas aseguraron que en los campos se producían casos de congelación de miembros y de gangrena.

Un testimonio directo de la situación en las ciudades bálticas de Gdynia y Sopot -donde la resistencia no resulta ser especialmente activa- fue recibido a principios de semana por un radioaficionado sueco de Ystad. El mensaje fue enviado en inglés por una persona poco acostumbrada al manejo de un transmisor de radio.

"Este no es un mensaje destinado a hablarles del sindicato y de política", reza el texto captado; "sólo queremos informar de la situación de los polacos y solicitar ayuda. Ayer, un bebé de tres semanas de edad murió por falta de leche y medicinas. Otros morirán si el mundo no entiende esto. Tenemos hambre", prosigue el mensaje, "nuestros hijos carecen de todo, casi no nos queda combustible. Les suplicamos que no olviden esto y nos condenen a una muerte lenta en pleno invierno. Pueden estar seguros de que no exageramos y que nos avergonzamos de solicitar la caridad de los pueblos, pero dentro de poco es Navidad. Que los pueblos que antes se interesaron por nosotros se imaginen lo que será nuestra Navidad".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_