Hoy llega a Varsovia un enviado especial del Papa
"Voy a Polonia para entrevistarme con miembros del Gobierno y del episcopado, entre ellos el primado Glemp, el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Macharski, y otros obispos", declaró el enviado del Papa a Varsovia, Luigi Poggi, a su paso por Viena.Poggi, arzobispo y nuncio apostólico con funciones especiales, fue despedido ayer con gritos de "¡Viva Polonia!" y canciones nacionalistas polacas al pie del Chopin Express, que partió rebosante de polacos que regresaban a su país.
Poggi declaró que no conocía casos de sacerdotes encarcelados o perseguidos actualmente en Polonia, y manifestó que el objetivo de su visita son "informaciones y contactos".
Según Poggi, que se confesó muy cansado, la única información que tiene el Vaticano de Polonia es la que le da la Prensa, ya que desde la toma del poder por el Consejo Militar no ha habido "ningún" contacto entre Polonia y el Vaticano.
Poggi, que expresó su preocupación, dijo que no había tenido dificultades para viajar a Polonia, pero se negó a decir si llevaba algún mensaje especial del Papa a su país.
El nuncio apostólico subrayó que viaja a Polonia como jefe de la delegación de la Santa Sede para contactos permanentes con el Gobierno de la República Popular de Polonia y señaló que no sabía cuántos días permanecerá en el país.
Ayer se confirmó también, informa desde Roma nuestro corresponsal, Juan Arias, que desde la misma mañana del golpe, el pasado domingo, Juan Pablo lI quedó totalmente incomunicado con el episcopado de Polonia.
Los únicos contactos que el Vaticano ha podido tener con Polonia han sido a través de Kazimierz Szablewski, representante polaco ante la Santa Sede. Ha sido esta ausencia de noticias lo que ha empujado al Papa a solicitar el permiso para que Poggi pudiera ir en su nombre a entrevistarse con el primado de la Iglesia de Polonia, Jozef Glemp.
El hecho de que el Gobierno de Varsovia haya concedido a monseñor Poggi permiso para entrar en Polonia fue interpretado ayer en el Vaticano como una señal de que los golpistas no quieren romper completamente las relaciones con la Santa Sede en este momento
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