Las Brigadas Rojas confirman que el general Dozier está en una " cárcel del pueblo"
Las Brigadas Rojas confirmaron ayer que el general James Lee Dozier, jefe de estado mayor adjunto de las fuerzas de la OTAN en Europa del sur, que fue secuestrado el pasado jueves en Verona, se encuentra prisionero en una "cárcel del pueblo". El comunicado de la organización terrorista, hecho público ayer, no contiene ninguna exigencia a cambio de la libertad del militar norteamericano. La esposa de éste hizo ayer un llamamiento a los secuestradores.
El "comunicado número uno" de las Brigadas Rojas fue recogido ayer en un cubo de basura, en el centro de Roma, tras una llamada al diario Il Giornale d'Italia. Consta de seis páginas, en las que se hace un largo análisis sobre la OTAN, la guerra y los misiles. Asimismo, los brigadistas hacen un llamamiento al "internacionalismo proletario", destacan el papel jugado por el grupo terrorista alemán Fracción del Ejército Rojo y se refieren a la necesidad de volver a abrir, desde bases nuevas, sus contactos con todas las demás "fuerzas revolucionarias europeas", como la ETA o el IRA."El jueves 17 de diciembre, un grupo armado de nuestra organización capturó y encerró en una "cárcel del pueblo" a un cerdo yanqui del ejército de ocupación norteamericano", afirma el comunicado.
El comando que secuestró al general Dozier estaba compuesto de ocho miembros, según reveló ayer el jefe de policía de Verona, Pasquale Zappone, en una conferencia de prensa. Cinco de los terroristas llegaron hasta el domicilio del general norteamericano en una camioneta alquilada. Dos de ellos, haciéndose pasar por fontaneros y con el pretexto de que había un escape de agua en el piso de abajo, consiguieron entrar en el domicilio de Dozier. Inmediatamente, otros dos brigadistas, que llevaban un baúl, irrumpieron en el piso.
El general fue golpeado con la culata de una pistola y se le sacó de la casa en el baúl, mientras que su esposa quedaba atada en el cuarto de baño. Los secuestradores llamaron por un radiotransmisor portátil a la camioneta, que se había alejado de la casa. Aparte del conductor de este vehículo, otros tres terroristas, entre ellos una mujer, participaron en la operación desde un automóvil que daba escolta a la camioneta y al que fue transportado el baúl después. La camioneta, que quedó abandonada a un kilómetro de la ciudad, sólo contenía unas cadenas idénticas a las que se emplearon para atar a la esposa del general. El vehículo fue alquilado en Milán por un joven con fuerte acento veneciano que utilizó un permiso de conducción falso.
Llamamiento de la esposa
Las investigaciones de la policía no han dado resultados positivos hasta el momento. Numerosos controles han sido establecidos en carreteras, estaciones y aeropuertos de distintos puntos del país. Pero la principal dificultad estriba en que entre el secuestro y el momento en que se dio la alarma pasaron tres horas. Los terroristas podrían, incluso, haberse embarcado en algún puerto del Adriático, ya que la costa está a sólo una hora de Verona por carretera.
La esposa del general norteamericano, Judith Dozier, hizo ayer un llamamiento a los secuestradores para que dejen en libertad a su marido. "Les suplico que le traten con humanidad", dijo la señora Dozier en una improvisada rueda de prensa celebrada en la sede del Alto Mando de la s FTASE (Fuerzas terrestres de la OTAN para Europa del sur).
"Es un hombre lleno de amor y que jamás ha hecho mal a nadie. Les pido, con todo mi corazón, que le dejen regresar sano y salvo", añadió la mujer del general secuestrado, quien también dirigió unas palabras a su marido: "Rezamos por ti. Vuelve a casa".
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