La evolución de Juan Ramón Jiménez, descrita por Carlos Bousoño, José Hierro y Francisco Umbral
El Ayuntamiento de Madrid conmemora el centenario del poeta
El Aula Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid organizó el pasado martes un acto en recuerdo del poeta onubense Juan Ramón Jiménez, cuyo primer centenario se celebra este año. Los escritores Carlos Bousoño, José Hierro y Francisco Umbral, y el concejal de Cultura Enrique Moral, hablaron del autor de Estío y Platero y yo, y mantuvieron un coloquio con los asistentes al acto, celebrado en el complejo cultural municipal de la plaza de Colón.
Enrique Moral relató con detalle los periplos madrileños de Juan Ramón, desde su estancia en la Residencia de Estudiantes hasta su radicación en la casa del número 38 de la calle de Padilla, donde, según anunció el político, el próximo día 23 se colocará una lápida conmemorativa.Carlos Bousoño renunció a glosar la importancia poética de Juan Ramón «porque es sobradamente conocida», para dedicarse a describir la enorme trascendencia histórica de su poesía. «Para situar a Juan Ramón en el tiempo», dijo Bousoño, «hay que ubicarle en medio del proceso de interiorización iniciado en la poesía por el romanticismo, que comienza con una interiorización del yo, para luego pasar a una interiorización de la impresión estética, a una impresión de lo bello».
En esta evolución, el profesor Bousoño colocó a continuación el simbolismo impresionista, escuela que «nadie en Europa desarrolló tan profundamente como el poeta de Palos de Moguer, diferenciada de las tendencias precedentes por registrar en el poema la impresión a secas». Para atinar con un ejemplo elocuente, Bousoño citó el poema 66 de la Antolojía poética, en el que Juan Ramón describe un paisaje a diferentes horas del día, comparándolo con la técnica de Monet al pintar la catedral de Ruán varias veces, utilizando colores inspirados por las diversas posiciones del Sol.
Más tarde, según Carlos Bousoño, Juan Ramón Jiménez inicia, con el libro Estío (1915), la etapa de la poesía pura, en la que los versos «aluden también a la impresión, pero a una impresión perfeccionada por el espíritu del poeta». Para el académico y poeta asturiano, en la poesía pura lo que importa es el arquetipo, «la impresión que, por primera vez en la poesía, consigue convertir el matiz en esencia», a la que Juan Ramón invoca cuando escribe: «Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas».
Francisco Umbral dijo que se veía «apocado por compartir la mesa con dos maestros, dos poetas de los que he aprendido, a los que he admirado y, por supuesto, saqueado. Ante estos poetas, que son además», dijo Umbral, «aplicados estudiosos de Juan Ramón, voy a refugiarme en su prosa, que para mí es hoy más importante que su poesía».
Umbral incidió en el criterio del poeta premio Nobel de Literatura cuando, en libros como Diario de poeta y mar, combina fragmentos en verso con párrafos en prosa, opinando que «en la prosa los hechos son anteriores al texto, mientras que en la poesía el propio texto genera y crea los hechos».
El poeta José Hierro, reciente ganador del Premio Príncipe de Asturias, intervino brevemente para replicar primero a Bousoño, apreciando que «en la poesía, que es un arte del tiempo, la impresión no se hace de un instante, como en Monet, sino de muchos momentos, igual que Platero está hecho de muchos Plateros», y después a Francisco Umbral, asegurando que «la diferencia no se debe establecer tanto entre el verso y la prosa como entre la poesía y la prosa, ya que el verso sólo tiene la función de dar una pauta o forma de lectura». Hierro había advertido al comenzar sus palabras que se referirla a las intervenciones anteriores porque le parecía que «mostrar los desacuerdos entre nosotros será más interesante que ocuparme de un tema concreto».
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