Las rogativas
Los obispos españoles, olvidando su secular política de rogativas, piden solidaridad frente al paro. Esto quiere decir que la Iglesia se mueve. Yo no digo que los obispos no hubieran conseguido lluvia y trabajo para todos mediante rogativas, pero, de momento, les agradezco secretamente que hayan optado por un informe/ documento, por unas rogativas técnicas al Ministerio. Aquí la vieja y conocida frase de Bertrand Russell:
-Los obispos son partidarios de tratar el problema agrícola mediante la oración.
«Una economía que olvida los valores morales es un fracaso», dice el papel de los obispos. No otra cosa ha hecho toda la patrística del socialismo, a través de los tiempos, sino denunciar la ausencia de contenidos morales, en el capitalismo, como «fracaso técnico». Es un fracaso técnico no contar con el cupo de felicidad del obrero, tan real y actuante como su cupo de harina o de colza. «Para solucionar el problema del paro no bastan las medidas coyunturales», dice la Conferencia Episcopal, pensando con la cabeza más que con la mitra. Como toda política social de un Gobierno de derecha ha de ser siempre «coyuntural», ocasional (hacer estable lo social sería hacerse socialista), parece que los obispos invitan a la reforma en profundidad, a la estabilidad del proletariado, y esto resulta estupefaciente, por cuanto, en plena movida Involucionista, sólo la Iglesia evoluciona. El que la Conferencia Episcopal haya abandonado la política de rogativas me parece tan innovador como que Felipe González, en famoso Congreso, abandonase la política de Marx.
En reciente misa del Valle de los Caídos, los asistentes rogaron la lluvia, en este año de sequía, como milagro de Franco, y, en efecto, a la salida llovió un poco sobre las extensiones desertizadas, de un faraonismo apócrifo y fabril, del monumento.
Ahora que cuarenta años de nacionalcatolicismo empiezan a conmover los cielos tenuemente con un estremecimiento de lluvia, nuestros obispos abandonan la política de rogativas. Del mismo modo que los obispos han decidido pensar con la cabeza antes que con la mitra, los políticos debieran pensar con el pensamiento antes que con la chistera. Calvo-Sotelo debiera meditar con el cerebro, y no sólo con la calva. Fraga debiera reflexionar, por el contrario, con el bombín liberal que se trajo de Londres, mejor que con su cabeza de familia. Santa Teresa, en cuyo año andamos, está troceada entre Alba de Tormes y Avila, según el duque Jesús Aguirre, y el brazo que usaba Franco para echárselo por el hombro a Eisenhower y De Gaulle, a lo mejor era un brazo supernumerario, un brazo que convierte a la aran escritora y acezante mística en Siva de múltiples e improbables brazos. Una periodista amiga llamó a Carmina Ordóñez (hija del torero) para concertar una entrevista, y Carmina la citó muy naturalmente en la plaza de Oriente el 22-N, dando por supuesta una filiación que no conocía. Siempre creemos que está a tope el sitio donde estamos nosotros, pero nunca llueve a gusto de todos, y los obispos ya no esperan nada de los ángeles pluviosos, sino que conminan a los ministros perezosos. Se dirigen a todos los cantones de nuestra sociedad y reclaman «una acción decidida y arriesgada» para vencer el desempleo. Entre el irracionalismo del miedo y el irracionalismo de las rogativas, que nos tienen en un grito, la Iglesia ha echado al correo la carta de la razón.
El domingo se celebró en Atocha un acto en favor de los saharauis. Intervino Fadel Ali, del Frente Polisario. Los parados son nuestros polisarios. Los polisarios son los parados de nuestra historia en Africa. Dos grandes razas que hemos dejado colgadas. Pero los africanos se manifiestan en Atocha porque ya no lo esperan todo de Mahoma. Los obispos, tampoco.
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