_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ofrece un riñón y un ojo

Dada la situación tan precaria y miserable en que me encuentro desde hace tiempo, y que más adelante le explicaré, ofrezco uno de mis riñones y uno de mis ojos, como mínimo cada uno de ellos, por diez millónes de pesetas, a aquellas personas necesitadas de ellos y que puedan costearlo. Pero estoy dispuesto, incluso, a darlos por algo menos, dependiendo de las circunstancias y de si se trata de una persona muy necesitada. También estoy dispuesto a aceptar el dinero a plazos, con las debidas garantías, si la persona necesitada no lo puede hacer en efectivo.Es posible que parezca exagerado ofrecer un riñón y un ojo, pero con las dos cosas tengo el doble de posibilidades de salir lo más pronto posible de esta situación.

Desde hace algo más de dos años, me encuentro en una situación en la que la deses peración es el pan mío de cada día. Salir de este callejón se me está haciendo muy cuesta arriba. No creo que a la persona interesada en una parte de.mi cuerpo le interesen mis problemas y mi vida en sí, pero usted, que es, por decirlo de alguna manera, quien va a lanzar mi petición al mundo, creo que sí querrá sabor el motivo que me induce a dar este paso.

A consecuencia de los problemas familiares por los que atravesó mi adolescencia y que traumatizaron totalmente mi espíritu, siempre me he visto incapacitado para sortear ciertas dificultades. Dificultades que surgen en la vida de las personas y que a mí me parecen montañas insalvables, cuando son, simplemente, montoncitos de arena. A consecuencia de la poca y mala preparación de que adolezco y de la traumatización (ya más mitigada) que padezco, nunca me ha sido posible llevar, no digo una vida normal, digo aún más que eso: digo... llevar la vida.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Siempre, nunca, he estado a la al tura de las circunstancias. No piense que por tal motivo soy un retrasado mental; a veces noto el clip que me falta; otras, observo cómo domino a la perfección todas las situaciones, pero cuando estas situaciones o circunstancias afectan a mi espíritu, a mis sentimientos, me superan y anulan en mí todo razonamiento razonable, y aquí es donde está ese clip que me falla. Yo me veo en pie, sobre una mesa estéril, pateando el suelo, viendo que mis lágrimas no impiden la impotencia en donde se sumerge mi alma para superar ciertas situaciones, y mi vida se rompe una y otra vez, y... ya estoy cansado, muy cansado. He vuelto a comenzar tantas veces, que cada vez se me hace más difícil, por mi agotamiento interior.

He tenido muy buenos trabajos en mi dilatada existencia y siempre me he rodeado de gente encantadora... Pero todo lo he ido rechazando, una y otra vez, cuando me veía incapaz de superar ciertas dificultades de tipo sentimental, humano o como quiera llamársele. Ahora tengo 33 años, pero a veces pienso que tengo mil, y otras... que tengo dieciséis. Con el ofrecimiento que hago del riñón y del ojo, doy un grito, un grito desesperado por la vida. Una vida que ya bien poco me dice pero que me aferro a ella con desesperación... por miedo a lo des conocido.

Los últimos años los voy sorteando económicamente, yendo a las temporadas agrícolas como la recogida de peras, manzanas, vendimias, naranjas y otros trabajos del campo. También, a veces, vendo cualquier cosa que compro a por mayor, en mercados y ferias de pueblo. Por tales motivos, mi economía no llega al mínimo y siempre me veo en la más completa de las miserias. Voy como la oca, de miseria en miseria y tiro por que me toca.

Con el dinero que obtendría del riñón o del ojo pienso comprarme una granja, tanto agrícola como de animales. Es el sueño de toda m vida. En ella trataré de rehacer mi existencia, de una vez por todas, y procuraré que la felicidad, si es que llega, esta vez no se me escape de las manos.

Quiero hacer constar que me encuentro en perfecta salud y que nunca he padecido enfermedades graves. Mis riñones están en per fecto estado y mis ojos, que son de color marrón oscuro, en vista compiten con la mejor.

No puedo dar la dirección de donde vivo, ya que es una casita que me encontré deshabitada en las afueras del pueblo y que en cualquier momento se presenta el dueño y puede echarme.

La dirección que tengo para dar a todas aquellas personas interesadas con mi ofrecimiento es la lista de Correos de Castellón de la Plana, en donde pueden ponerse en contacto conmigo./ .

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_