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Joaquín Rodrigo: "Me siento mediterráneo, con un fuerte tirón de Castilla"

El compositor cumplió sus 80 años en Sagunto

El maestro Joaquín Rodrigo cumplió sus ochenta años en Sagunto, ciudad que le vio nacer el 22 de noviembre de 1901. La nostalgia de su tierra natal le hace volver todos los veranos a la costa saguntina, muy próxima a Valencia, para constatar que «la glorieta, los amigos, las sociedades» de sus recuerdos todavía perviven. El compositor declaró que se sentía mediterráneo, pero «también siento un fuerte tirón de Castilla»

El almuerzo ofrecido el domingo en un restaurante de la playa, para celebrar el aniversario, era el colofón de un apretado programa de actos organizado el fin de semana por el Ayuntamiento, Caja de Ahorros y sociedad musical Lira Saguntina, del que destacó la brillante interpretación de las piezas más famosas del compositor, como Concierto de Aranjuez y Marcha homenaje a Sagunto, en un concierto realizado la noche del sábado.«Tenía unos tres años o tres años y medio cuando nos fuimos de Sagunto», recordaba el maestro Rodrigo a EL PAIS, «aunque mi padre, mi familia, mantenía aquí grandes propiedades». De una u otra forma todos los años vuelve al paisaje que le vio nacer, a casa de los amigos, porque no posee una residencia particular ahora en Sagunto. «Siento que me siento mediterráneo, pero siento un tirón fuerte de Castilla».

Estas raíces quedan reflejadas en parte de su obra, como Marcha homenaje a Sagunto, que fue interpretada por una banda local cuando la tarde del viernes los saguntinos le recibieron junto a su esposa, Victoria Kamhi, en la estación del tren, aunque para el maestro esta pieza «tiene también un poquito de canto heroico», elaborado a la sombra del legendario castillo romano que identifica la ciudad.

Este homenaje recogía una muestra de agradecimiento a su esposa, Victoria Kamhi, quien recibió el nombramiento de hija adoptiva. El acuerdo municipal adoptado el pasado 25 de septiembre, señalaba que cualquier homenaje al maestro Rodrigo «debe ir acompañado del reconocimiento a la labor que a su lado ha realizado su esposa», y se refería a doña Victoria como «esposa del más universal y prestigioso saguntino, que ha merecido las más altas distinciones por su arte incomparable y sencilla humanidad».

El matrimonio con Victoria se produjo en Valencia el 19 de enero de 1933, a quien había conocido en París cuatro años antes, cuando ella estudiaba una obra de Rodrigo, El preludio al gallo mañanero, según escribe su biógrafo saguntino y amigo personal, Vicente Vaya.

En la capital del Turia inició su formación musical, como pianista y violinista, después de quedar ciego por la difteria. «Los comienzos fueron muy difíciles», afirma Vaya, «pero a partir del estreno del Concierto de Aranjuez, el 9 de noviembre de 1940, que coincidió con el nacimiento de su híja Cecilia, su prestigio fue aumentando en el mundo entero. Este importante estreno sitúa definitivamente a Rodrigo como centro de la España musical de la posguerra».

La "destrucción de Sagunto"

La escuela del maestro Rodrigo no ha tenido sucesores en Valencia, aunque los coros valencianos mantienen, fidelidad al incluir en su repertorio la obra Jo tinc un burro, desde que Rodrigo la compuso, en 1933. Por otro lado, en 1967 se instituyó en Sagunto el premio de composición Joaquín Rodrigo para los seguidores de su estilo.La presencia del paisaje y la atmósfera de Sagunto en la trayectoria musical del compositor tiene un eco especial en los arreglos que imaginó para ilustrar la Destrucción de Sagunto, obra de José María Pemán. Estrenada: entre las ruinas del teatro romano el verano de 1954, veinte años después se repuso con la consideración musical de estreno, en el mismo espacio escénico. Por otra parte, el maestro Rodrigo compuso la música de la novela de Blasco Ibáfíez. Sonnica, la cortesana, representada también en el teatro romano el 24 de julio de 1975.

Otro de los homenajes que ha tenido el maestro, con motivó de su ochenta cumpleaños, se celebró el pasado jueves en el teatro Real, de Madrid, con la intervención de la Orquesta Nacional, dirigida por Bragado Darinan, con los solistas Bárbara Held (flauta) y José Luis Lopátegui (guitarra). El programa incluía dos primeras audiciones madrileñas: Concierto pastoral y A la busca del más allá, junto al conocido Concierto de Aranjuez.

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