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Villar Raso acusa de plagio a Cristóbal Zaragoza, ganador del Premio Planeta

Con un escrito repartido entre los asistentes al II Congreso de la Asociación Colegial de Escritores en Sigüenza, el novelista Manuel Villar Raso, autor de Comandos vascos (Noger, 1980), acusa de plagio al ganador del último premio Planeta, Cristóbal Zaragoza, cuya novela Y Dios en la última playa se presenta mañana en Madrid. Villar Raso denuncia de manera detallada tina serie de «coincidencias» en el argumento, personajes, situaciones y hasta esquemas de conducta entre la novela Y Dios en la última playa, de Cristóbal Zaragoza, y la suya propia, publicada hace más de un año.

Aparte del parecido en la trama -se trata en ambas de un joven miembro de un comando militar que pone en duda su actuación- se dan situaciones idénticas: los dos protagonistas han escapado del instituto por idénticas razones, y ambos mencionan, por ejemplo, a Lope de Aguirre al hacer la reflexión sobre su pasado adolescente.Los dos tienen la misma madre, con las mismas obsesiones religiosas, y el mismo padre, un viejo que luchó contra Franco, y que ahora ha hecho fortuna con él; ambos dejan a la chica de sus sueños por las mismas razones e incluso se les dice que deben huir de las mujeres también por las mismas razones. Los dos elaboran las mismas reflexiones sobre el hecho de matar, los dos sienten la misma desconfianza acerca de la capacidad de reflexión de sus camaradas, a ambos se les juzga, se les sigue de la misma manera y piensan lo mismo: «Ya los tienes aquí». Piensan exactamente igual sobre la organización a la que pertenecen y fabrican idénticas reflexiones y excusas para matar.

Pero eso no es todo: el jefe de la organización, que en Y Dios en la úItima playa se llama Papadoc, coincide con el de Comandos vascos, que se llama A, en lo siguiente: se lleva al protagonista a vivir con él un tiempo, está descrito con las mismas características contradictorias: tierno y sensible, cauto... Vive en el mismo piso insignificante y mantiene las mismas conferencias con París o con Biarritz. Lleva los libros de contabilidad y hace vida de monje, salvo cuando esporádicamente recibe a una muchacha. Por último, desaparecerá de manera idénticamente misteriosa.

Pero las coincidencias no acaban aquí. En las dos novelas hay una muchacha que se enamora del protagonista, que entra en la organización terrorista por los mismos motivos y que piensa como un solo personaje.

M. Villar Raso termina su escrito diciendo: «Lástima de esfuerzo. El señor Zaragoza ha entrado a saco en mi novela con tal descargo y desvergüenza que no sé que admirar más, si la fascinación que Comandos vascos le ha causado, la fidelidad con que la ha seguido, o ambas a la vez».

La presentación del Premio Planeta 1981 se celebrará mañana, lunes, a las 19.30 horas, en el Casino de Madrid. Jesús Torbado hablará sobre la novela ganadora, Y Dios en la última playa.

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