Escepticismo en la reapertura de la Conferencia de Madrid
La Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) reanudó ayer en Madrid sus sesiones de trabajo, tras una interrupción de tres meses, en un ambiente de escepticismo general y sin que las primeras intervenciones de los delegados pertenecientes a los dos grandes bloques permitan hacer pronósticos optimistas sobre el futuro de la distensión.Al igual que en las últimas sesiones de la reunión de Madrid, antes de la interrupción de finales de julio, los países socialistas aparecen interesados especialmente por la convocatoria de una conferencia sobre la distensión militar y el desarme en Europa.
Los delegados occidentales, en cambio, se muestran más interesados por garantizar la continuidad del proceso iniciado en Helsinki en 1975 y por la celebración de nuevas reuniones de la CSCE, en las que se pase revista al cumplimiento de los acuerdos adoptados, algo a lo que no parecen estar dispuestos los países socialistas y especialmente la Unión Soviética.
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La Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa se reanudó con enfrentamientos dialécticos entre los dos bloques
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Los dos bloques, con la mediación de países neutrales y no alineados, han alcanzado acuerdos mínimos en algunos campos no especialmente conflictivos, pero están muy lejos de redactar un documento final aceptable para todas las partes que ponga fin a esta reunión, iniciada formalmente el 11 de noviembre del año pasado.
Dos mujeres vestidas de luto, que portaban un ataúd, se manifestaron poco antes de que se inaugurara la reunión de la CSCE frente al Palacio de Congresos y Exposiciones. Las manifestantes protestaban por la violación de los derechos humanos en las repúblicas soviéticas de Letonia, Estonia y Lituania. Al estar indocumentadas, fueron detenidas por la Policía Nacional, para proceder a su identificación.
El duelo dialéctico se inició ayer apenas inagurada la sesión, cuando el viceministro y jefe de la delegación soviética, Leónidas llichov, calificó de "propaganda barata" las acusaciones occidentales sobre violación de los derechos humanos en países del Este europeo y especialmente en la Unión Soviética.
llichov dijo que es imprescindible que la reunión de Madrid de la CSCE finalice con éxito, lo que sólo será posible si existe una voluntad común para alcanzarlo. La mayor parte de los problemas a discutir en Madrid, cerca del 80%, están ya resueltos, en opinión del delegado soviético, para quien es evidente que existe un deseo general de convocar una conferencia sobre distensión militar y desarme en Europa y que este es un paso "del que ya no se puede volver atrás".
Tras criticar veladamente a Estados Unidos y otros países occidentales por difundir opiniones pesimistas sobre el futuro de la Conferencia, Leónidas llichov dijo que su Gobierno ha hecho ya concesiones importantes, al incluir el territorio soviético hasta los montes Urales en la zona que deben abarcar las medidas para reforzar la confianza militar (CBM) y que, lógicamente, va a pedir contrapartidas. Esas concesiones occidentales podrían estudiarse en la futura conferencia sobre desarme, añadió el viceministro soviético, quien indicó que la zona occidental en la que deberán anunciarse obligatoriamente las maniobras y los movimientos militares debería abarcar parte del océano Atlántico.
El delegado británico, John WilIberforec, intervino después, en términos muy duros, para criticar la intervención de Moscú en Afganistán y la represión que las autoridades soviéticas ejercen sobre los disidentes, que suponen sendas violaciones de los principios aprobados en el Acta de Helsinki.
En una conferencia de Prensa conjunta celebrada después el delegado norteamericano, MaxKampelman, se solidarizó totalmente con los puntos de vista contenidos en el discurso de su colega británico, y dijo estar muy "desalentado" por el discurso del representante soviético.
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